Avasallados por las prácticas antidemocráticas del restaurado régimen priísta, al presidente nacional panista Gustavo Madero y a sus escasos aliados en la cámara de diputados, no les quedo otra más que de acudir a presentar ante la comisión permanente del congreso de la unión, ooootra iniciativa de reforma política.
Obligado por la mediatez de las elecciones del 7 de julio, Acción Nacional pretende recuperar terreno ante las dificultades de sus candidatos para posicionarse competitivamente a los diversos puestos de elección popular que se disputarán en 14 entidades.
La iniciativa presentada lleva como objetivo atajar el uso de los programas sociales a favor del Partido Revolucionario Institucional; sin embargo, en la desesperación por contener otra posible derrota que los estanque lejos de las preferencias electorales, olvidaron que durante 12 años en el gobierno federal perdieron la oportunidad de erradicar esas prácticas deleznables que ahora los atormentan, y de las que también echaron mano, visiblemente en la contienda interna por elegir a su candidato presidencial y candidato al senado por el estado de Chihuahua, ambas en 2012. Leer (con qué cara I, con qué cara II, Manuel Narváez Narváez).
A sabiendas que dicha iniciativa no va a ser discutida en periodo extraordinario, ni tampoco en el siguiente periodo ordinario de sesiones porque le anteceden en relevancia las reformas hacendaria y energética; la estrategia maderista sólo busca llamar la atención mediática y tenderle redes amortiguadoras a su caída política mortal.
Entre los 30 puntos de la propuesta de reforma política redundan temas como: otorgar autonomía a la PGR, crear un organismo distinto a la Fepade, pero con autonomía; desaparecer el fuero, cambiar el IFE por otro que organice las elecciones federales y estatales, dizque para ahorrar recursos públicos; castigos más severos a los que cometan delitos electorales, entre otros.
Lo malo de la propuesta del PAN, es que al día de hoy continúan impunes los delitos electorales cometidos por militantes de ese partido en las contiendas internas antes descritas. Al menos no hay castigos ni sanciones para nadie, pese a estar establecidos en sus estatutos y código de ética.
Lo incompleto de la mentada propuesta azul es que no establece la reducción de los legisladores plurinominales, tampoco la desaparición de los candidatos plurinominales de lista ni de los designados por las dirigencias partidistas, en todo caso, que éstos salgan de los que compiten y obtienen los segundos mejores lugares.
No se ve por ningún lado de la propuesta el de acotar el número de veces en que una persona, o familiares en línea directa, puedan ser candidatos plurinominales a diputados locales, regidores, diputados federales y senadores, en más de una ocasión.
Está ausente el tema de la no reelección de dirigentes partidistas, no se establece elevar al 5% de votación mínima para mantener el registro y acceder a espacios dentro de los ayuntamientos, congresos locales y el federal.
No existe el interés de reducir sustancialmente el financiamiento público a los partidos políticos, ni se observa que quieran limitar las remuneraciones de los consejeros y magistrados electorales, al menos por debajo del ingreso oficial del presidente de la república.
Para mí, la iniciativa de reforma política presentada por Gustavo Madero obedece más a una treta mediática y electorera, que a un interés estrictamente democrático. En todo caso, sólo busca distraer a la opinión pública de las simulaciones democrática de su propio partido, y a mantenerse como un ente de “equilibrio y contrapeso” dentro del Pacto por México.
P.D. La elección de consejeros y magistrados electorales, ministros de la suprema corte de justicia, en los que por cierto no existe la paridad de género; del procurador general de la república y demás funcionarios de organismos gubernamentales autónomos o descentralizados, son a contentillo de la fuerza, o fuerzas políticas que dominan la cámara de senadores. Es un círculo vicioso.