Errónea estrategia contra reforma educativa

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Desde su aprobación en el Congreso de la Unión y, posteriormente, por los congresos locales, la reforma constitucional en materia educativa, una de las llamadas “estructurales”, ha generado fuerte reacciones, principalmente entre los maestros agremiados en el SNTE (Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación), y por la disidencia aglutinada en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que tiene su mayor influencia en los estados de Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Michoacán.

La cirugía a la reforma fue tan profunda que hasta el bisturí alcanzó, y sirvió como anzuelo, para derribar a la otrora lideresa del magisterio azteca, Elba Esther Gordillo, que se ufanaba de ser intocable, al menos eso fue evidente en los sexenios de Fox y Calderón.

El alcance de dicha reforma era tal, que desde aquél famoso discurso del secretario Chuayffet, acérrimo enemigo de la maestra, un día antes de su detención, el filo del bisturí no dejó lugar a dudas sobre la orden presidencial para ejecutarla sin contemplaciones.

Con la Gordillo en el tambo, a sus huestes, que ya comenzaban a elevar el tono de la protesta contra la reforma, o al menos ese era el pretexto para despeinarle el copete al titular del ejecutivo federal; no les quedó más que regresar despavoridos a retomar el gis y el borrador porque el tamaño de la persuasión podía alcanzarlos en la nómina, en el mejor de los casos, o correr con la misma suerte que su “jefa”.

Peeero don Emilio, diestro en la oratoria y de lengua flamígera, así como les gusta a los aduladores que lo rodean, no contaba con que la disidencia magisterial, es decir, la CNTE, se cuece aparte.

La Coordinadora, como se le conoce coloquialmente, está conformada en su mayoría por profesores con ideología de izquierda, y muchos de ellos curtidos a través de los años en las luchas callejeras, plantones y bloqueos, que han afectado más a los alumnos de las entidades citadas, a la población común y al comercio en general, que obtenido respuestas satisfactorias a sus demandas.

Las acciones radicales de los maestros de la CNTE la han arrastrado a niveles tan bajos de credibilidad, que las razones, aceptables, me parece, para una revisión de la reforma y su posible adecuación a través de las leyes secundarias, “tropicalizarlas” como sugiere el gobernador oaxaqueño Gabino Cué, se alejan por la confronta violenta contra las fuerzas del orden. Eso no ayuda, al contrario, disipa la esperanza de encontrar puntos de coincidencia que permitan regionalizar la susodicha reforma conforme a la identidad y realidad de la costa suroeste de México.

De ninguna manera comparto las expresiones tajantes, lapidarias y hasta temerarias del Secretario de Educación. Esas corresponden más a la de un legislador pendenciero que a la de un ministro de una de las áreas más sensibles del gobierno de la república.

Ciertamente la Ley debe ser respetada; su inobservancia trae consecuencias y sanciones, pero también es cierto que si es injusta y va contra derechos y costumbres de las zonas más marginadas de México, en todo sentido, de acuerdísimo en no guardarse el descontento. El problema radica en que hoy día, a pesar de los retrocesos y obstáculos en materia política, todavía tenemos libertades, que debemos conquistar a diario, sin, hago énfasis, sin afectar  a terceros.

Haber bloqueado la cerreta del sol, la que une al Distrito Federal con Acapulco, fue un gravísimo error. No puede ni debe ser así, porque le están dando motivos a Chuayffet para exhibir a los inconformes como unos agitadores, provocadores y chantajistas. Se envía el mensaje equivocado y a los únicos que afecta es a los vacacionistas, a los trabajadores del transporte público, al comercio y a la población en general.

La protesta y la exigencia debe, desde mi punto de vista, dirigirse, y ahí sí, con todo,  y hasta obligarlos a pedir licencia si es necesario, a los legisladores federales y locales, así como a las dirigencias partidistas, que aprobaron la reforma educativa. Es a ellos a quienes deben exigirle las modificaciones a la constitución y a las leyes secundarias que sean viables, porque son ellos los que sí pueden hacerlas.

Para darle sentido a las demandas, hay que sustentarlas y acompañarlas de presión, es válido. Lo que no se vale es afectar a terceros, primero porque se ponen de pechito para que les echen la fuerza pública encima, que en todo caso sólo cumplen con lo que les ordenan y, segundo, porque es absurdo encontrar eco y respaldo a quienes se les carga la mano.

Peña no es Dios, a Chuayffet hay que ignorarlo porque vive del ego y la idolatría; los gobernadores no pueden hacer gran cosa, pero los diputados, senadores y dirigentes partidistas sí tienen vela en el entierro. Hay que ir a buscarlos a sus oficinas de enlace o a sus respectivas cámaras y congresos.

mnarvaez2008@hotmail.com Twitter: @manuelnarvaez65

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