Están de regreso y se nota

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 Protocolarios como les gusta, así fue el retorno del PRI al gobierno de la república. Con ese ambiente ceremonial y la liturgia que caracterizan la entronización papal y  las coronaciones de las monarquías europeas.

Nada nuevo si se considera que así era hasta antes de la docena panista. Para los comunicadores que montaron la logística televisa de la asunción de Peña, la narrativa de los sucesos del protocolo paso a paso, excitaba el ego del conductor que profundizó en la recuperación de  esa parte de la historia creada por los gobiernos emanados del PRI.

No se perdía ni un detalle, con la precisión que obsequia la información otorgada por los actores del re-estreno gubernamental, el conductor oficial daba cuenta, después de que Peña Nieto recibió junto con su gabinete de seguridad, el poder de manos de Calderón;  de la salida del presidente por la puerta mariana del palacio nacional, por la que solo transitan los mandatarios y dignatarios.

Emocionado por el encargo de transmitir a lujo de detalle cual visita papal, el “Teacher” de los noticiarios desmenuzaba el significado de la banderita tricolor al lado derecho del vehículo insignia que transporta al jefe de la nación.

En los terrenos de la SEDENA (secretaria de la defensa nacional), el cambio de mando entre el secretario saliente y el entrante, por razones de seguridad nacional, continuaba la secuencia protocolaria. Se ilustró el porqué de las tres estrellas para los generales que llegan al mando de las fuerzas armadas, hasta obtener la cuarta estrella por el hecho de ser secretario, y la subordinación del que se va al que lo sucede, pero a la vez su nueva responsabilidad como asesor referente para la toma de decisiones del nuevo titular.

Como colofón del re-encuentro de la historia extraviada, en contraste con las irreverencias de Fox y las trompicadas de Felipe, así lo enfatizó el mero mero informador del canal favorito, la crónica se reanudó con la salida de Enrique Peña Nieto de su domicilio particular y el traslado a San Lázaro a donde llegó sin mayores contratiempos. Muy diferente como seis años antes, subrayaba el periodista. Signo de los nuevos tiempos. Esto lo digo yo.

Y sí, Peña Nieto no tuvo mayores dificultades para acceder por la puerta de enfrente del palacio legislativo (Calderón también lo hizo pero para entregar la banda presidencial), salvo las protestas de legisladores inconformes que arrojaron billetes falsos al paso del mandatario entrante, en alusión a la arenga de que el priísta compró la presidencia, el mexiquense dio cumplimiento a las formalidades de Ley y al protocolo, aún y cuando pronunció incompleto el párrafo constitucional de toma de protesta. Consumatum est.

Agotados los tiempos de la transición, el retorno del PRI a los Pinos es más que evidente. El cuidado milimétrico de la figura presidencial está en marcha.

Hay presidente, existe gabinete, con rostros ya muy vistos y conocidos. Con el coqueteo de expectativas de propios y extraños, esperanzas apenas visibles y muchas dudas, Enrique Peña Nieto re-inaugura el poder presidencial del priismo. Ahora es momento de pasar de los sueños y  anhelos, a la realidad.

Son tiempos de enterrar la demagogia y concretar promesas, porque la lupa ciudadana ya no perdona incompetencias,  ni solapa tomaduras de pelo. El presidente Peña tiene dos caminos: limpiar su nombre por el  referente como gobernador de Edomex y,  granjearse la credibilidad y confianza de los mexicanos, o hacer lo mismo y re-editar el pasado.

P.D. La escuela de los padres de la demagogia continúo formando en sus aulas regionales. Hoy tienen egresados muy avanzados con nivel de doctorado, como el jefe de la comuna de Chihuahua.

mnarvaez2008@hotmail.com Twiter: @manuelnarvaez65

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