Se pregunta Sarkozy: ¿qué quedará de Europa si desaparece el Euro?

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La pregunta que se hace el presidente francés no es casual porque el Euro de hecho sigue en peligro, aún después de pactar duros ajustes con los países europeos rescatados — Grecia, Portugal e Irlanda– y de reforzar la disciplina fiscal con los demás, especialmente Italia y España, que tienen gran riesgo de contagio.

 

 

La divisa única europea sigue contra las cuerdas porque no se ha hecho lo suficiente en los 17 países que comparten esa misma moneda, ni en los otros 10 europeos que forman parte de la Comunidad, pero que han permanecido con sus propias monedas.

 

Resolver la crisis del Euro es una tarea compleja, que implica múltiples medidas, y algunas de ellas son especialmente complejas; también requiere que se defina de dónde vendrán los apoyos.

 

Es fundamental distinguir entre los países emproblemados: cuáles están solventes pero ilíquidos y cuáles están insolventes, como probablemente lo está Grecia; porque los primeros pueden resolver sus dificultades con políticas internas, si se les dan apoyos crediticios mientras resuelven sus desequilibrios. Los segundos tienen algunas deudas impagables y necesitarían reestructuración con quitas.

 

Asimismo, se requiere fortalecer a los bancos europeos para que puedan resistir el no pago de algunas deudas soberanas; también modificar el entramado legal del Euro, que incluye los Tratados entre los países, para cerrar el camino que lleve a volver a entrar en estas dificultades. Finalmente, es importante modificar el énfasis de sus políticas macroeconómicas para reducir su énfasis en estrategias presupuestales recesivas y confiar más en solventar sus problemas con crecimiento económico.

 

El Banco Central Europeo tiene un papel especialmente importante en este esfuerzo, pero tiene que haber decisión de todos para que se dé. Por ejemplo, Alemania se ha opuesto a ello, ya que teme que países evitarán tomar medidas económicas internas por difícil y, en vez, depender demasiado en que el rescate venga de fuera.

 

Lo complejo de todo esto es que fue muy atractivo y fácil entrar al esquema de una sola moneda para todos, el Euro, pero es mucho más difícil salir de él. La integración financiera de la zona Euro permitió durante sus años en funcionamiento, que bancos de diferentes países prestaran en otros; igualmente, a los diversos gobiernos; de ahí la interdependencia de las economías.

 

De hecho, no hay cláusula de salida del Euro, ni ruta de salida, como sí existe para la entrada.

 

Por lo tanto, el desparramadero de contagios amenazaría a todos los países de la zona Euro; pero también para los países del continente americano, Norte y Sur.

 

Y por supuesto, el peligro latente para México es una realidad. De ahí la importancia de que se diseñe una estrategia de defensa, más allá que depender de los Estados Unidos o de la pasividad y la espera. El control de entradas y salidas especulativas de divisas, puede ser una, además de un manejo defensivo del tipo de cambio.

 

Que todos nosotros gocemos de un año próspero y feliz, son mis mayores deseos para el 2012.

 

(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas

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