Preguntitas para “el darse cuenta”

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¿Quién soy?

¿Quién soy aquí….en esta expresión que llamamos realidad?

 ¿Una sola expresión física, acaso?

¿Algo más que esa sola fisicidad?

¿Y si entonces, no solo soy una expresión física manifestada, sino algo más allá de lo físico, entonces quién soy, de donde vengo, cual es mi razón de estar aquí, de existir?

¿Y, acaso será posible la búsqueda de respuestas semejantes cuestiones, sobre el profundo propósito de nuestra existencia, utilizando únicamente los cinco sentidos de que está compuesta esta dimensión de la materialidad que nos rodea?

Dichas preguntas pueden ser la hoja de ruta para la toma de consciencia sobre la responsabilidad que tenemos por el solo hecho de estar aquí, existiendo, viviendo, experimentando esta expresión de vida que somos.

Esa búsqueda, del más allá de esta niebla y dimensión de los cinco sentidos con que estamos dotados los humanos, sin duda, deberá iniciarse con un atrevimiento encaminado a cuestionar  nuestra realidad que alcanzamos a percibir sensorialmente, utilizando nuestra mente e intuición, para empezar a vislumbrar en ese ejercicio personal, aproximaciones a las cuestiones como las planteadas.

Eso será posible, si tenemos el coraje y la fuerza de voluntad, el ánimo en el corazón. Si eso fuese así, estaríamos iniciando el viaje más fascinante que puede emprender el ser humano, el de la conciencia acrecentada hacia la verdad.

Si decidimos iniciar esa búsqueda, hagámosla con la mente abierta y liberada de condicionamientos para poder tomara consciencia y adentrarnos en terrenos del ser que hemos permitido y aceptado ser como personalidad, como un sistema de mente, como una creación  que busca experiencias y más conocimiento, pero tomando en cuenta nuestra responsabilidad personal y colectiva sobre todo cuanto existe aquí como la vida.

Con ello estaremos en el inicio de un cambio varadero de nuestra realización como seres humanos.

Y por ello y con lo cual, podremos ayudar a impulsar la creación de nuevos realidades más benevolentes para la expresión de la vida y no de muerte.

Sacudamos pues, esa pereza mental, esa esclavitud de mentes colonizadas que nos impide cuestionar nuestro concepto del mundo y de nuestro ser.

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