Es común, entre las personas que tienen animales de compañía, seguir los procesos de desparasitación aconsejados por los veterinarios cada tres meses para sus mascotas. Es interesante preguntarse por qué los médicos de familia no aconsejan o alertan a los individuos sobre la existencia de este mismo problema entre los humanos. Quizá hay que contemplar la posibilidad de que lo ignoren o desconozcan la importancia eliminar estas plagas tan dañinas, no solo para los animales sino también para las personas.
Es cierto que muchos parásitos no son endémicos o comunes fuera de determinados climas, pero los movimientos migratorios humanos y la comercialización de productos
alimentarios que viajan alrededor del mundo han propagado la expansión de muchas plagas parasitarias de manera silenciosa.Entre los síntomas destacan cansancio, falta de concentración, dolor e inflamación de estómago, diarrea, estreñimiento, gases estomacales y dolor de cabeza.
Cada parásito tiene su propio ciclo biológico y consiste en el desarrollo de un parásito a lo largo de sus distintos estadios vitales desde el inicio de su vida hasta que alcanza la madurez, se reproduce y muere.
En el caso de los parásitos intestinales pueden llegar a vivir en el hospedador hasta diez años, como en el caso de una sola Tenia, o toda la vida del hospedador, reproduciéndose una y otra vez, como en el caso de los conocidos Oxiuros o los Ascaris.
Las persona que suelen desparasitarse dos veces al año, protegen su salud y la de su familia debido que los parásitos intestinales pueden frenar el desarrollo físico e intelectual de los niños; y en los adultos, los efectos se traducen en una falta de capacidad en la concentración de sus actividades diarias o en el trabajo, provocando un bajo rendimiento laboral y cotidiano.