La decadencia del PAN

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POR CARLOS JARAMILLO VELA

Malos augurios tiene sobre sí mismo el Partido Acción Nacional. Las sombras de la reciente derrota electoral sufrida al perder la Presidencia de la República en el pasado proceso electoral de 2012, aunadas al descontrol interno que agobia a ese partido, constituyen una pésima premonición del desenlace que dicho instituto político tendrá en los procesos electorales que en el año actual se efectuarán en catorce entidades del país. Las fuertes pugnas y el divisionismo son hoy muestra evidente de la falta de liderazgo, el escaso oficio político y la indisciplina que aqueja a los dirigentes albiazules, generando decepción y desconfianza en el resto del panismo.

La descomposición del PAN se gestó a lo largo de doce años de poder mal administrado. Corrupción, veleidad, ambiciones desmedidas, desideologización, ausencia de mística, pragmatismo rampante y traiciones son algunas de las notas distintivas que descompusieron a la institución panista durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón. Mientras el partido que decía luchar “por una patria ordenada y generosa” se sumía en el descaro, la inmoralidad, el arribismo, la falta de compromiso, la inexistencia de líderes y la carencia de valores; el Partido Revolucionario Institucional hizo acopio de unidad y disciplina para recuperar gradualmente los espacios que había perdido tanto en las cámaras de diputados y senadores, como en los congresos locales, los ayuntamientos y los gobiernos de los estados, hasta ocupar de nuevo la Presidencia de la República, con el triunfo de su candidato presidencial Enrique Peña Nieto.

Los significativos yerros cometidos por los actores políticos emergidos del PAN, en sus ejercicios de gobierno, así como la débil formación axiológica y la inconsistencia moral prevalecientes en el seno de sus estructuras directivas, son las causas del notable retroceso que el partido derechista ha sufrido en las preferencias del electorado. El protagonismo individual y la egolatría de algunos de sus personajes –que no líderes-, alimentados por la falta de sentido común y la impertinencia, figuran entre los principales dislates cometidos por varios nóveles actores que desde las filas panistas han saltado –a veces sin experiencia- a la administración pública o a los poderes legislativos federal o local.

Como resultado de tales desaciertos han trascendido públicamente algunos escándalos que el PAN ha tenido que escenificar ante los desacuerdos y la incompatibilidad política existentes entre connotados miembros de sus cúpulas. Una de las más bochornosas muestras de la deslealtad institucional y el desaseo político que hoy carcomen al partido blanquiazul es la reyerta pública que en días pasados protagonizaron el dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, y el hasta hace poco coordinador de la bancada del PAN en el Senado, Ernesto Cordero Arroyo, por causa de la desmesura y los afanes de lucimiento personal con los que este último pretendió ignorar la agenda legislativa de su partido e instaurar la suya propia para impulsar sus designios personales, contraviniendo algunas iniciativas de reforma y directrices que la dirigencia del PAN ha venido proponiendo en sintonía con el Pacto por México. El resultado del burdo enfrentamiento Cordero-Madero no tardó en darse, pues haciendo uso de sus facultades estatutarias el presidente albiazul destituyó a su camarada incómodo de la coordinación de senadores, otorgando tal encomienda al también joven pero más experimentado senador –él sí llegó al senado por la vía de la elección directa- Jorge Luis Preciado Rodríguez, para dar vuelta a la página y digerir el trago amargo ocasionado por Cordero.

Así las cosas, con mezquinas actitudes políticas como la desplegada por el senador Ernesto Cordero -quien parece continuar actuando como si su amigo y protector el ex presidente Felipe Calderón gobernara aún a México-, y en medio de una profunda crisis marcada por la desunión, el bajo nivel político, las ambiciones personales y el descrédito, los escasos militantes que aún le quedan al PAN día a día son testigos de la inexorable decadencia de un partido condenado al fracaso por la ineptitud de dirigentes incapaces de situarse a la altura de su circunstancia y su tiempo. 

Comentarios o sugerencias: carlosjaramillovela@yahoo.com.mx

 

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