Bajo el tema “Es hora de soluciones”, el Foro, que reúne durante seis días a jefes de Estado y de gobierno, ministros y representantes de empresas y de la sociedad civil de 140 países, fue inaugurado por el primer ministro francés, François Fillon.
Esta reunión sobre el agua, que se celebra cada tres años, se abrió con llamados de advertencia de Naciones Unidas de que el cambio climático y el crecimiento demográfico han provocado un aumento de la presión sobre el agua, lo que obliga a repensar cómo satisfacer esa galopante demanda del líquido.
Declarando que “los desafíos son inmensos y las cifras son tenaces “, el jefe de gobierno francés recordó “el número de seres humanos que no tienen acceso a agua salubre se cifran en cientos de millones”.
Y “la cifra de muertos que se deploran cada año a causa de los riesgos sanitarios se cuenta en millones”, agregó Fillon. “Esa situación no es inaceptable”, declaró el primer ministro, que es también titular del ministerio de Ecología de Francia.
A diferencia de los Foros del agua precedentes, el de Marsella promete “soluciones concretas” para garantizar una distribución equitativa del agua, cuyo derecho fue reconocido por Naciones Unidas en el 2010.
La reunión deberá concluir con propuestas sobre cómo aliviar la creciente presión sobre este valioso recurso y cómo repartir mejor el agua potable, al que aún no tiene acceso 800 millones de personas en el mundo.
Entre los líderes mundiales que participarán en la reunión en Marsella figuran Mohamed VI de Marruecos, el chadiano Idriss Deby y el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, además de unos 60 ministros.
Además de líderes gubernamentales, jefes de empresas, asociaciones y organizaciones no gubernamentales discutirán el tema del agua, esperando llamar la atención internacional sobre la urgencia de gestionar mejor los recursos hídricos.
En Marsella se celebra también un Foro alternativo, que reunirá a cientos de organizaciones no gubernamentales. Unos 2 mil representantes de la sociedad civil, provenientes de América Latina, España, Alemania, Europa, África y Estados Unidos participarán en este foro, que se abre el miércoles.
Esas organizaciones, que reúnen a militantes y activistas ecologistas, acusan al Consejo del agua, el organizador del Foro de Marsella, de ser “portavoz de las empresas multinacionales y del Banco Mundial”, y reclaman una gestión pública, ecológica y ciudadana del agua y una distribución justa.
Como telón de fondo de estas dos reuniones está el alarmante estudio de la ONU presentado el lunes, que subraya que el cambio climático, con su secuela de sequías e inundaciones, está agravando la presión sobre el agua, al derretir los glaciares y provocar cambios en los patrones de lluvia, lo que impacta seriamente en las fuentes de agua.
En Latinoamérica, la región en desarrollo más urbanizada del mundo, con más de 80 por ciento de la población que vive en pueblos y ciudades, la presión sobre el agua está creciendo, a causa del crecimiento demográfico y económico, y también por el tipo de modelo de desarrollo, indica el documento.
Urbanización excesiva, mundialización y cambio climático: esos son los nuevos desafíos para la gestión del agua en América Latina y el Caribe, resume el documento.
En Marsella surgirá además un tema que provoca siempre desacuerdo en estas reuniones: la cuestión de la repartición del agua.
Ese tema que concierne la soberanía de los Estados -un 15 por ciento de los países dependen en 50 por ciento de agua venida del exterior- es difícil para muchos Estados, y el Foro llamará a hacer avanzar los mecanismos de gestión colectiva del agua.