Planteó que la opción para los grupos indígenas dueños de riquezas naturales es el turismo de aventura, que representa una ruta justa para corregir terribles desigualdades de los países y del mundo.
En su visita a Chiapas el Presidente no pudo viajar en helicóptero, debido al mal tiempo. Invirtió dos horas en carretera de Chiapa de Corzo a esta ciudad (de ida y vuelta) para convertirse en el primer presidente que inaugura una Cumbre Mundial de Turismo de Aventura.
Después de saludar en inglés a invitados de 50 países, puso de ejemplo de la pobreza de los indígenas el levantamiento del EZLN, sin mencionarlo por su nombre:
Véase, por ejemplo, el caso de Chiapas mismo. Hace ya 17 años hubo aquí mismo en Chiapas, y particularmente en San Cristóbal de las Casas, pues una rebelión, un movimiento indígena armado en su principio que, independientemente, desde luego, de no compartir la vía de la violencia para la búsqueda de una causa cualquiera que ésta sea, lo cierto es que fue reflejo de la circunstancia de los pueblos que durante décadas y siglos, insisto, habían vivido los pueblos indígenas en la marginación y en la miseria, refirió.
Consideró que si nosotros sabemos encontrar en el turismo de aventura la opción de empleo y de ingreso para quienes son dueños de pueblos, de tierras, de bosques, de selvas o de desiertos o de lagos o lagunas, creo que encontraremos una ruta justa para corregir las terribles desigualdades de nuestros países y del mundo. Dijo que el pueblo mexicano es hospitalario y, si bien tenemos problemas, también carácter y coraje para arreglar esta situación.
En el teatro Hermanos Rodríguez llamó a los empresarios a aprovechar el turismo de aventura para brindar empleo a los más pobres, a fin de que superen esta condición, al tiempo de cuidar y salvar el patrimonio natural, hoy más amenazado que nunca.
Consideró que México tiene una enorme riqueza que compartir, y mencionó la existencia de 14 millones de indígenas y más de 60 lenguas que tratamos de conservar, además de numerosos sitios patrimonio de la humanidad.
Insistió en que la ventaja de México es la hospitalidad de su población, en especial la de los indígenas. “Me ha tocado ir hasta las casas más encumbradas de la ciudad de México o de Monterrey o hasta las chozas más pobres de las comunidades más apartadas de todo el país, aquí mismo, desde Chenalhó o en muchos lugares donde la pobreza verdaderamente es grave.
“Pero el indígena que está ahí, la familia pobre que está ahí cuando tiene una visita limpia su casa, ordena sus cosas e invita a pasar al visitante para que disponga de su casa, y cuando le dice: ‘ésta es tu casa’, lo dice verdaderamente en serio.”
El mandatario expuso que la alegría de México tiene que ver con la vida, con la muerte, con los colores, con los sabores de nuestro país, que es una alegría que queremos compartir.
Resaltó que le gusta recibir a la gente y está en nuestro DNA (sic) que México sea amigo del mundo. Por esta habilidad innata los mexicanos en Estados Unidos son los mejores prestadores de servicios en restaurantes y hoteles, expresó.
Eso hace que visitar México no sea una postal que se manda de regreso a casa, sino una vivencia, una experiencia, un estado de satisfacción y alegría, razón por la cual 97 por ciento de los visitantes encuestados quieren regresar.
Al inicio de la ceremonia, Shannon Stowell, presidente de la Asociación Mundial de Turismo, resaltó en inglés que las aventuras turísticas del mandatario en el programa de televisión The Royal Tour han electrizado a Estados Unidos y servido para que dicha actividad sea tomada en serio en el mundo.
De hecho, durante la ceremonia se exhibió por tercera ocasión en público un resumen del documental en el que Calderón practica buceo, rapel, espeleología y visita pirámides.
La Jornada
