Hoy el escenario -lo saben los partidos opositores al PRI- es sumamente favorable para el tricolor, habida cuenta del buen nivel de desempeño exhibido por el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, así como en virtud de la aceptación y popularidad de las que en forma personal goza el titular del Poder Ejecutivo desde antes que iniciara el ejercicio de su mandato constitucional. Son varios los factores que explican el buen momento que ahora viven el PRI y su representación en el gobierno; si bien es cierto que la fortaleza del priísmo también se entiende por la existencia de los avances e iniciativas mostrados en renglones importantes de la vida pública, como seguridad, reforma hacendaria, desarrollo social y educación; no menos trascendentes para el repunte priísta resultan el dinamismo y oficio político desplegados por la actual administración pública federal tanto en materia de política exterior, como a través de evidentes acciones internas de gobierno reflejadas en los innegables puentes de diálogo, concertación y entendimiento construidos con las principales fuerzas políticas del país a través del Pacto por México. Tales son los aspectos que al caracterizar a la actuación de la administración en turno han permitido a esta cumplir sus responsabilidades, consolidando de paso el reconocimiento popular que ahora tiene.
En adición a la provechosa inercia que en su trayectoria lleva el PRI rumbo a los catorce comicios estatales cuyo desenlace se conocerá a detalle el domingo 7 de Julio del año en curso, los astros también se alinean a su favor –como se dice en el argot político- debido al desorden y las pugnas internas que hoy carcomen las estructuras nacional y estatal del PAN al hacerse evidentes las diferencias, deserciones, destituciones y renuncias en las que recientemente se han visto envueltos los dirigentes nacional y local, Gustavo Madero y Mario Vázquez, así como otros actores albiazules, a raíz de las pasiones desatadas por la ambición desmedida y el revanchismo político que hoy mantienen en estado de coma a ese partido.
Bajo tal entorno es obvia la conclusión que tendrán los procesos comiciales de este próximo verano. Ante la solidez alcanzada por el alto grado de aceptación pública hacia su ejercicio de gobierno, así como por su unidad interna y empatía con las demandas populares; y frente a un panorama en el que su principal adversario político se encuentra prácticamente autodestruido; para no perder su costumbre el PRI es, en el 2013 -como en muchas otras ocasiones lo ha sido- el absoluto favorito.
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