Progreso, falsa promesa de los ricos para despojar a pobres

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Convocado próximo a la fecha del decimoctavo aniversario del alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en su sesión vespertina el seminario también dio lugar a una precisa efeméride de la antropóloga Mer- cedes Olivera, sobre la rebelión zapatista y la guerra encubierta, económica y paramilitar que aún enfrentan las comunidades indígenas de Chiapas desde la resistencia y la autonomía, de las cuales emana su fuerza. Esta sería la “potencia” a que alude la obra de Rahnema y Robert.

 

El propio Robert, participante en la primera sesión, enunció la oposición entre “la pobreza como síntoma de la riqueza” y “la riqueza como un síntoma de la pobreza”. ¿Desde dónde se mira? O como López había apuntado: “¿los pobres lo son según quién?”, tratando de encontrar una traducción a su lengua, o bien al tzotzil, de ese concepto generalizado por el sistema de dominación. En su oportunidad, Rafael Landerreche, educador y colaborador de Las Abejas de Acteal, ofreció una caracterización de dicho “dogma” impuesto en la educación y la ideología, citando al infalible escritor inglés Chesterton, diciendo que el progreso es el cuento que los ricos cuentan a los pobres cada vez que los ricos los quieren despojar de algo.

 

Xuno López, originario de Tenejapa, quien inició sus comentarios en tzotzil, en consideración de que esa es la lengua de un gran número de los asistentes, puso un ejemplo tan cercano como elocuente, que de hecho sirvió para ilustrar toda la sesión: “la falsa promesa evidente” en la ciudad rural de Santiago el Pinar, una comunidad de los Altos reputada por el gobierno como pobre entre pobres a la cual el gobierno y diversas empresas construyeron una “ciudad” para que abandonaran sus casas en sus parcelas y así presuntamente “vivir mejor”.

 

Siguiendo el símil, que utilizaron casi todos los ponentes, del bastón y la zanahoria, López expuso que los pobladores de El Pinar, casi obligados a aceptar la promesa, se “beneficiaron con casas, si les puede llamar así” y dejaron sus propias viviendas. Luego de instalarse en su nuevo hogar “se desilusionaron”. Su anterior casa era más amplia. Ahora iban a vivir mejor ¿según quién? Esa desilusión de los hermanos, expresó, fue por aceptar el concepto de pobreza del sistema, siendo que “los pueblos han encontrado en el arte de vivir a partir de lo suficiente que se puede encontrar en las comunidades”.

 

Como reseñó Landerreche, en el libro (“que cuestiona a los kaxlanes”) existe una diferencia esencial entre “un hombre de poder” y “un ser con potencia”. Desde aquí “se puede renunciar al poder, no a la potencia” (la posibilidad de hacer, decidir, gobernarse). Los pueblos originarios y los movimientos organizados se oponen a la lógica devoradora de la acumulación del capital, que Jean Robert ubica en el primer párrafo de El Capital de Karl Marx. Eso que impone un ch’ulel (conciencia, alma o espíritu, en lenguas mayas) equivocado y ajeno, como dijera López, en la gente que se convence de necesitar lo que no necesita, aceptando el bastón para alcanzar la zanahoria del progreso prometido.

 

El “desarrollo” que acompaña al despojo capitalista “destruye la pobreza digna con la pobreza indigna”, en el entendido de que el sistema capitalista no deja nunca de producir “pobres”, algo que compartieron en su crítica al poder todos los participantes, entre quienes también están la investigadora Ana Valadez y el estudioso y activista zapoteca Carlos Manzo.

 

Manzo dijo encontrar esa “potencia de los pobres” en la resistencia de los pueblos, que incluye resistirse a los términos del pensamiento económico occidental “que no necesariamente reflejan la realidad de la vida de los pueblos indios”. Sostuvo que “son las verdaderas revoluciones las que permiten la libertad”, realizadas por “los que son los únicos soportes dignos de las revoluciones que funcionan” y posibilitan la dignidad del buen vivir. Mencionó las experiencias oaxaqueñas de los ikoots, los zapotecas y los zoques de los Chimalapas como luchas concretas contra el despojo y por la dignidad, que pueden decirnos “cómo construir esos mañanas diferentes”.

 

En su momento, López aseveró: “Los pueblos han aportado algo a ese camino del cambio, a través de la construcción de las autonomías. Es nuestra potencia como pueblos que esta allí, contra el ch’ulel de los dominadores”.

 

Las sesiones del Seminario Internacional continuaron esta noche con un panel entre Xóchitl Leyva, Mercedes Olivera, Jerome Baschet y Ronald Nigh.

La jornada

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