Los legisladores estadounidenses aseguran que la pizza posee todos los elementos necesarios para la nutrición de los alumnos. Y como si fuera poco, subrayan que este ‘fast food’ debe permanecer en su dieta, por considerar que dos cucharadas de salsa de tomate, equivalen a una porción de vegetales.
Los nutricionistas consideran que los intereses económicos detrás del negocio de alimentos son millonarios. Las compañías productoras gastan cerca de 5.6 billones de dólares al año en ‘lobby’ para mantener a la pizza como un alimento indispensable en la dieta de los alumnos estadounidenses.
Además, esta postura “no saludable” contrasta con los esfuerzos de la primera dama, Michelle Obama, quien lidera una campaña que busca educar a los jóvenes sobre la necesidad de alimentarse bien y hacer ejercicio.
“¡Ninguno de nosotros quiere un futuro así para nuestros hijos!”, afirma la esposa del presidente.
No obstante, los resultados de su campaña son poco alentadores. Todavía hay millones de ciudadanos, tanto adultos como jóvenes, luchando contra males como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares que reducen su calidad y expectativa de vida.
El gobierno estadounidense tiene la sartén por el mango y hasta tanto no tenga una receta nutritiva para ofrecer como solución, la tradicional pizza seguirá siendo habitual en los comedores escolares, aunque a muchos les deje, a largo plazo, un mal sabor de boca.
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