“DESDE CUALQUIER ÁNGULO EN EL ENTORNO” refiere la llamativa frase hecha cuando se flota el cuerpo, la mente y el espíritu sin hacer ruido alguno y sin burbujas sobre aguas que lo permiten; contrariamente, nadar con ruido y aspavientos, así ostentado en cada discurso repetitivo en cada palestra donde aparece el Presidente de México, su razonamiento tácito: confrontar denodadamente a los malos y desquiciados criminales organizados del narco, a sicarios, secuestradores, extorsionadores, rateros, violentos y no, de vehículos, de bancos y de casas y oficinas (¡no sean los mismos!), pero jamás nunca por siempre “nadando de muertito”, caray, hasta parece vacilada, si los que andamos muertitos, pero de miedo, somos los ciudadanos disque honestos, que si los hay por muchos, comunes y corrientes de todas las latitudes de nuestro amado México, sobre epigrama convidado: “Las abejas de los panales/sean de otras o africanas/aunque de “muertito nades”/te pican hasta las na…ves/. Pero qué graves días y noches vivimos; ¿Cómo debemos actuar sobre verdades compartidas? Por una exigida lucha de valentía a todas luces admirada en general de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y en particular la crítica aguda y convulsiva de algunos, que no pocos, entendidos estudiosos sobre la lucha perdida, dicen, contra el crimen organizado que en el balance, afirman, con mucho, una guerra ya malgastada y extraviada la certidumbre sobre la tremenda noticia del helicóptero caído (precipitado, desplomado) quién sabe si tirada o derribada a propósito, al medio día del viernes 11 de noviembre, la figura del abogado bajacaliforniano José Francisco Blake Mora, quien apenas había cumplido 45 mayos, titular de la Secretaría de Gobernación Federal desde el 14 de julio de 2010 en sustitución de otro abogado, Fernando Gómez-Mont Urueta, cuando se trasladaba del DF hacia Cuernavaca, Mor., junto con siete acompañantes, 3 civiles y cuatro militares. Por respeto a todos y en especial a los familiares de las víctimas, el criterio exige que no se vale especular, antes de contar con los resultados de las investigaciones que las más de las veces no se socializan… ¡Qué tragedia!