Los agoreros del desastre

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López Obrador, con absoluta desinformación o con evidente dolo, se ha autoerigido como el defensor del patrimonio petrolero, al propalar en forma desfachatada y simplista la mentira de que el Gobierno Federal pretende entregar a PEMEX y los hidrocarburos al capital extranjero. Nada más distante de la realidad que lo expresado por el controvertido tabasqueño. Toda persona medianamente informada sabe que la única manera de salir del marasmo y el consecuente declive productivo en los que ha caído la industria petrolera nacional, es abriendo las posibilidades de inversión en exploración, extracción y producción a la tecnología y el capital privado, nacional y/o extranjero, lo cual no significa para México –como no significó para Brasil, (que ya aplicó con éxito el modelo de apertura al capital privado)- la pérdida de la propiedad de sus valiosos recursos del subsuelo.

Por lo que concierne a la irreconciliable dupla que como agua y aceite forman Gustavo Madero y Ernesto Cordero a través de su odio mutuo reflejado por el incansable afán que mueve a ambos para alcanzar notoriedad y predominio de uno sobre el otro; estos personajes del panismo han tomado como base de sus estridentes arengas los nuevos impuestos y modificaciones contenidos en la reforma hacendaria, que en días recientes fue aprobada por la Cámara de Diputados y el Senado. Ambos se han empeñado en llamar la atención de los empresarios, la ciudadanía y los medios, descalificando las modalidades incorporadas al nuevo régimen fiscal, bajo el imprudente argumento de una supuesta catástrofe económica nacional como consecuencia de tales medidas. Así, estos dos militantes derechistas, a través de sus maltrechas posturas oposicionistas tratan de sobresalir con el frenético propósito de convertirse en los líderes morales de un partido que se debate entre las pugnas internas y otras desgracias, pero sin sopesar que su desconocimiento –o, peor aún, su simulación- más temprano que tarde habrán de revertir en su contra la opinión y la voluntad de una ciudadanía que, al constatar la bondad de los resultados económicos derivados de las acciones implementadas por el actual gobierno, dará la espalda a los falsos opositores que ocultos en mezquinos intereses intentaron manipularla.

Mientras López Obrador, Madero y Cordero en modo burdo continúen tratando de desprestigiar las promisorias estrategias de mediano y largo plazo que pese a ellos ha comenzado a desplegar con éxito la administración del presidente Peña Nieto, quizá logren seguir engañando a algunos, o generar incertidumbre en otros, pero indefectiblemente exhibirán no solo su baja estatura política, sino también su profundo desconocimiento –o hipocresía- sobre los procedimientos que el entorno de globalización internacional contemporáneo establece como recomendaciones fundamentales para el manejo del financiamiento del gasto público y la conducción de la economía de los estados. Así, a vuelta de año, una vez que las disposiciones adoptadas en materia de política económica y energética comiencen a rendir a los mexicanos los beneficios económicos y sociales esperados, estos mediáticos y controversiales personajes representativos de los más rancios sectores de la izquierda y la derecha, carentes de visión política pero dueños de una ambición insuperable, no tendrán argumentos para explicar a la sociedad por qué pretendieron engañarla bajo el ruin disfraz de agoreros del desastre.         

carlosjaramillovela@yahoo.com.mx

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