Jesús Helguera, artista chihuahuense conocido como El pintor de los calendarios

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Fue en la escuela primaria donde Helguera empezó a mostrar gran inclinación hacia la pintura. A los catorce años entró a la Academia de Bellas Artes de San Fernando; en dicho plantel obtuvo una beca como pintor paisajista en la Residencia del Gobierno Español, establecida en el Monasterio de El Paular, Provincia de Segovia; de ese lugar, becado también, fue a la isla de Mallorca, y a su regreso obtuvo un premio en la exposición “Obras del Año”, consistente en otra beca para estudiar en la Residencia de Granada en La Alhambra, lugar éste que marcó honda huella en su romántico espíritu; después del término de la beca concluyó sus estudios.

Además de las becas citadas y un premio que obtuvo, ganó en un concurso del Circuito de Bellas Artes cuatro premios extraordinarios y siete matrículas de honor.

Ya pues debidamente armado para la lucha artística, fue adquiriendo prestigio, llenándose de trabajo como ilustrador de libros y revistas, a más de cuentos para importantes casas editoras.

Ganador de una convocatoria para cubrir plazas de profesores en las Escuelas Superiores de Artes y Oficios, se hizo acreedor a un instituto de primera categoría, eligiendo el de la ciudad de Bilbao para ejercer la cátedra de profesor de Artes Plásticas. Cabe agregar que el jurado le cedió un lugar de honor en la pedagogía pictórica de España.

A su regreso de Granada contrajo matrimonio con una joven madrileña, Julia González Llanos, con quien vivió hasta su muerte, procreando dos hijos: Fernando y María Luisa.

Al estallido de la Guerra Civil española comenzó para Helguera una aciaga época en su vida, contratiempos y por supuesto hambre, y ante la desesperación de ver morir a sus hermanos de tuberculosis por falta de alimento pensó que lo mejor para la familia era regresar a la patria, aprovechando que el general Lázaro Cárdenas estaba repatriando a los mexicanos.

Ya de regreso, instalado en la capital de la República, trabajó como ilustrador de la revista Sucesos para todos. No conforme con ese trabajo, buscó su reencuentro con el paisaje mexicano; con gran vehemencia, ávido de ver y comprender más a su patria, se lanzó a recorrer la provincia durante los fines de semana; sus ojos no se cansaban de admirar la belleza de sus volcanes, de sus ríos y lagos, de recrearse en las tradiciones del pueblo.

Por toda esa preparación es que Helguera adquirió el dominio del oficio que pocos artistas tienen; el color y el sabor de la patria, sus leyendas, su folklore, la belleza del paisaje influyeron tanto en él que a fines del año 1940 pintó su famosísimo y hermoso cuadro titulado “La leyenda de los volcanes”, inspirado en la mitología azteca.

Dicha obra fue adquirida por la casa editora Litoleosa, con la que trabajó de 1941 a 1953 aproximadamente, y esta casa lo reprodujo como calendario en miles de ejemplares; de esta forma la obra de Helguera entró en los hogares del pueblo mexicano, que esperaban año tras año y durante tres décadas lo que el maestro produjera, convirtiéndose así en toda una tradición.

Un gran sentido de responsabilidad existía dentro del pintor, quien en virtud de la acogida general de que fue objeto, se sintió obligado a superar su obra, dedicarse a estudiar los valores de México y adquirir una vasta cultura referente a la historia mexicana en todos sus aspectos.

Perfectamente documentado, trató siempre con acierto los temas nacionales de las épocas precortesiana, colonial, independiente y actual, con la veracidad de quien sabe lo que ejecuta. Fue Helguera un hiper realista, un virtuoso en su oficio, perfecto en el manejo del claroscuro, un dibujante impecable, pionero de un nuevo arte popular; su paleta de brillantes colores (acentuada en algunos cuadros, que hizo a sabiendas de que su obra tenía que ser reproducida en offset) bien se puede calificar de extraordinaria. La casa impresora Galas de México en el año 1954 (para la cual trabajó hasta su muerte) es la que más difundió su obra.

Es justo mencionar que con la muerte de Helguera murió también esa forma tradicional de calendario con la cual la gente ya se había identificado durante treinta años, marcándose este fenómeno social tan particular.

A consecuencia de varias intervenciones quirúrgicas a una hernia, falleció el día 4 de diciembre de 1971 en el Sanatorio Español de la ciudad de México. Fue hasta el año de 1985 cuando el Instituto Nacional de Bellas Artes, montó una exposición con veintiséis óleos, colección de la Compañía Cigarrera La Moderna, en el recinto del Palacio de Bellas Artes.

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