En una entrevista telefónica, Sarkar explicó que estuvo en una prisión pakistaní desde 1997, casi incomunicado. “Pedí que llamen a mi embajada para poder volver a Bangladesh, pero nadie me hizo caso”, contó el pobre hombre.

“Sufrí mucho en la cárcel y lloré desesperadamente en busca de ayuda, pero nadie vino a mi rescate. Aún no entiendo por qué me encerraron en la cárcel tanto tiempo”, declaró Sarkar. Y concluyó que “por fin estoy de regreso con mi familia y ahora me siento muy bien.”

Cientos de vecinos y habitantes colmaron las calles de Bishnurampur, su pueblo, para saludarlo y recibirlo como un héroe… o mejor dicho, como un hombre que volvió de la muerte.

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