Takashi Saga, también conocido como el sommelier de lágrimas, es el líder de estos seminarios y comenta que “llorar no tiene una buena imagen en Japón”, y agrega: “La gente cree que no debe llorar delante de otros, que refleja debilidad”. Es por eso, que organiza reuniones dos veces al mes en las cuales hay que salir con botes y chalecos salvavidas ya que la sala se transforma en un mar de lágrimas.
Estos cursos consisten en estimular los sentimientos más profundos de los participantes con libros, videos, fotos e historias que los harán llorar como bebés. “Cuando la gente llora aquí, siempre nos muestran una gran sonrisa al final de la sesión”, dijo Saga. Si querés llorar, llorá. Periodismo.com