En entrevista, el también ex secretario de Desarrollo Agrario (Sedagro) del estado estimó que llevará 10 años para que Zacatecas se reponga de la muerte –por hambre y sed– de más de la mitad del hato ganadero con que contaba, que en los últimos 300 años obtuvo del campo su riqueza.
Al respecto, el gerente de la Unión Regional Ganadera de Zacatecas, Felipe Cabral Pulido, detalló que de 7.4 millones de hectáreas con que cuenta la entidad, 5.4 millones tienen vocación ganadera. Indicó que de acuerdo con cifras de los 60 organismos asociados, han muerto unas 130 mil reses (40 mil más de las que estima el gobierno estatal) a consecuencia de la falta de agua.
“La entidad no estaba preparada para ese fenómeno climatológico, no teníamo la infraestructura ni el forraje necesario para enfrentarla. Los responsables somos los ganaderos, pero también hubo falta de información de las instituciones para advertirnos” que se venía la sequía y que debíamos comprar forraje a 50 o 60 centavos el kilo y almacenarlo, cuando ahora está a 1.20 o 1.30 en el Bajío”, señaló.
Por su parte, Flores Sandoval mencionó que Zacatecas tenía grandes hatos de borregos, cuya lana se cotizaba en Europa. Ahora tiene entre 350 mil y 400 mil cabezas, además de importantes ganaderías de toros de lidia.
Mencionó que la entidad, principal productora de frijol en el país antes de esta sequía, cuenta con 150 mil hectáreas de riego que están subutilizadas por falta de infraestructura. Si hubiera planeación –afirmó–, con 50 mil hectáreas de riego sembradas de maíz, con tecnificación, se tendrían 400 mil toneladas degrano que alcanzarían para satisfacer las 140 mil toneladas de consumo humano estatal y quedarían 260 mil para alimentación de los animales.
En cambio –señala–, desde el gobierno de Salinas se prefirió comprar el maíz a Estados Unidos, país que ya produce 350 millones de toneladas, porque para fabricar biodiesel se ha incrementado la producción, además de que otros países, como China e India, también compran el grano estadunidense, lo que encarece los precios.
Al mismo tiempo –recordó–, en México se ha desestimulado la producción del campo con la desaparición de instituciones de apoyo como Banrural, Fertimex y Conasupo, así como de los precios de garantía y de referencia, entre otros. No hay crédito; se importa 80 por ciento de los fertilizantes, la producción de semillas es muy pequeña y está dominada por trasnacionales como Dupont, Cargill, Monsanto, “que nos venden el teocinte mejorado”, remachó.
Consideró que para hacer frente a la sequía en Zacatecas y otras entidades deben planearse a mediano y largo plazos plantaciones de nopal, de plantas forrajeras como hoja de sen, costilla de vaca y mezquite, así como resiembra de pastos, además del cuidado de los agostaderos con la rotación. Para eso se necesita pensar que México puede y debe tener autosuficiencia y soberanía alimentaria, dar un vuelco a la filosofía de desmantelar la infraestructura de apoyo al campo, enfatizó.
Por otra parte, técnicos de la Sedagro, que pidieron reserva de su nombre, señalaron que la planta de la Cervecería Modelo instalada en 1997 en el municipio de Calera, ubicado a unos 30 kilómetros de la capital zacatecana, “va a dejar sin agua a más gente que los empleos que crea, que son como 2 mil, porque toda esta zona se está como muriendo” por el abatimiento de los mantos freáticos. La de Calera es una de las ocho plantas que dicha empresa tiene en la República.
De acuerdo con su sitio web institucional, Grupo Modelo –fundado en 1925– es líder en la elaboración, distribución y venta de cerveza en México. Cuenta con una capacidad instalada de 70 millones de hectolitros (siete mil millones de litros) anuales de cerveza. Actualmente tiene 13 marcas, exporta seis y tiene presencia en más de 180 países. Además ha entrado al negocio de envasado y venta de agua potable con la Nestlé. Se manifiesta como una empresa social y ambientalmente responsable.
Durante un recorrido por la zona, el campesino Armando Vázquez, que trabaja de mediero –compartiendo a mitades con la dueña de la tierra los gastos y las ganancias de su labor–, contó que cuando llegó la Corona compró sus pozos y tierras a más o menos 40 por ciento de los ejidatarios –sin poder precisar cuántos– de Calera, otros de Fresnillo y Villa de Cos.
La empresa “pagó bien; como 200 mil pesos por pozo. La gente creía que había hecho el negocio de su vida, pero no hicimos nada. Buenos los que tenían tierra… (él) compró una troca (camión) y güiri güiri; se acabó el dinero y se quedó sin tierra y sin nada”, relató.
Mientras trabajaba en su parcela de tres hectáreas con dos peones, platicó que la Corona cegó los pozos que no le importaban y se llevó el agua de los otros para su producción de cerveza. “Fue una inversión mala para la gente… ahora la Corona devolvió la tierra a algunas personas, pero ya para qué las quieren, sin agua… aparte (la empresa) acabó con la agricultura… aquí se sembraba mucho maíz, frijol, papas, tomatillos; había mucho, ahora hay chile, maíz y frijol, pero en pequeña escala; lo más grande se acabó. Esa cervecera vino a perjudicarnos, porque además ha bajado el nivel del agua en los pozos de los que no vendieron”, aseveró.
Hay empleo; como 20 por ciento del personal de la cervecera es de Calera, “y pagan bien: 200 o 250 pesos diarios a los peones, cuando en el campo ganan apenas 100 o 120”, pero él cosecha seis toneladas de chile guajillo y las vende a 40 mil pesos la tonelada. Ya a medias, saca 100 mil pesos por seis meses de trabajo, “y yo soy mi propio patrón; si se nubla el día vengo y hago dos o tres surcos más, o si quiero me voy a descansar”, indicó Vázquez.
La Jornada