Por ejemplo, los hoyos son reales, pero ellos solo existen en algo más. Llamamos a un hoyo la falta de tierra, pero no puede ser separado de la tierra.
Cuando Dios hizo la creación, es verdad que todo lo que existía era bueno.
Una de las cosas buenas que Dios hizo fueron criaturas con la libertad de elegir el bien. Para hacer una elección real, Dios tuvo que permitir algo más que el bien para elegir. Así que Dios permitió a estos seres libres, tanto ángeles como humanos, elegir entre el bien y la ausencia de éste (el mal). Cuando existe una mala relación entre dos cosas buenas, le llamamos “el mal”, pero eso no lo convierte en una “cosa” que haya requerido la creación de Dios.
Tal vez la siguiente ilustración nos ayude. Si le preguntara a una persona común “¿existe el frío?” – su respuesta sería que sí. Sin embargo, esto es incorrecto. El frío no existe. El frío es la ausencia de calor.
Similarmente, la oscuridad no existe, ésta es la consecuencia de la falta de luz. Igualmente, el mal es la ausencia del bien, o mejor dicho, el mal es la ausencia de Dios. Dios no creó el mal, sino que más bien solo permitió la ausencia del bien.
Miremos el ejemplo de Job en los capítulos 1 y 2 del libro de Job. Satanás quería destruir a Job, y Dios le permitió a Satanás hacer lo que quisiera, excepto matar a Job. Dios permitió que esto sucediera para probarle a Satanás que Job era justo, porque amaba a Dios, y no porque Dios lo haya bendecido en gran manera.
Dios es soberano y tiene control absoluto de cualquier cosa que sucede.
Satanás no puede hacer nada, sin el “permiso” de Dios. Dios no creó el mal, pero Él lo permite. Si Dios no permitiera la posibilidad del mal, tanto ángeles como humanos servirían a Dios por obligación y no por decisión. Dios no quiso crear “robots” que simplemente hicieran lo que Él quería que hicieran mediante su “programación”. Dios permitió la posibilidad del mal, para que podamos tener genuinamente la libertad de elegir si queremos servirle o no.
Concluyentemente, no hay una respuesta a estas preguntas que podamos comprender plenamente. Nosotros como seres humanos finitos, jamás podremos entender a un Dios infinito (Romanos 11:33-34).
Algunas veces pensamos que entendemos el por qué Dios está haciendo algo, sólo para descubrir más tarde que era por diferentes propósitos de los que originalmente pensamos. Dios ve las cosas desde una perspectiva eterna. Nosotros miramos las cosas desde una perspectiva terrenal.
¿Por qué puso Dios al hombre en la tierra, sabiendo que Adán y Eva pecarían y traerían con ello el mal, la muerte y el sufrimiento para toda la raza humana? ¿Por qué Él no solamente nos creó y nos dejó en el Cielo donde seríamos perfectos y no tendríamos sufrimientos?
La mejor respuesta podría ser que Dios no quería una raza de robots sin libre albedrío. Dios tuvo que permitir la posibilidad del mal para nosotros, para hacer una verdadera decisión de adorar o no a Dios. Si nunca hubiéramos sufrido y experimentado el mal, ¿realmente apreciaríamos cuán maravilloso es el Cielo? Dios no creó el mal, pero Él lo permite. Si no lo hubiera permitido, estaríamos adorando a Dios por obligación y no por la libre elección de nuestra voluntad.