El libro sobre este capítulo de la guerra de Texas se llama El Álamo. Una historia no apta para Hollywood (Grupo Planeta), llevó seis años de investigación y fue comentado en esta 25 edición de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara por el propio Taibo II.
En Estados Unidos, dijo, se difunde de manera prolija la falsa idea de que los defensores del fuerte lucharon por la libertad, pero en realidad, recordó, Texas, que pertenecía a México, quería la esclavitud y la Constitución mexicana la prohibía.
Añadió que del lado gringo es el tema, el supertema. Lo que para los mexicanos es una nota de pie de página chafa en nuestra historia, ya que la guerra de Texas es mejor olvidarla, no la movamos, y la historia oficial la ignora. Lo que para nosotros es ausencia, otro más de los vacíos, para los estadunidenses es el corazón mítico.
Es el corazón perverso de Estados Unidos, del imperio, el corazón perverso de la Norteamérica imperial, reaganeana y busheana, es el pinche Álamo. Pero, primero, no es una historia norteamericana, sino texana, Texas no era parte de Estados Unidos en ese entonces. Segundo, no es la historia de una victoria, es la historia de una apabullante derrota.
Taibo II se preguntó: ¿cómo se construye un mito que allá ha producido 80 mil libros? Por Hollywood, el gran instrumento ideológico de Estados Unidos. El Álamo es la heroicidad, en eso se concentra, en la histórica resistencia de los defensores de El Álamo y la heroica resistencia y grandeza de tres personajes: James Bowie, William Travis y David Crockett.
Pero el historiador descubrió, por ejemplo, la verdadera historia de la muerte de Crockett. Se supone que él cuidaba la empalizada del lado sur y la defendió hasta el último momento, y cuando se le acabaron las balas, agarró su rifle y se dedicó a masacrar mexicanos a batazos como si fuera beisbolista.
Sin embargo, la realidad es que en los últimos momentos de la batalla, unos texanos se rindieron y entre ellos estaba Crockett, quien fue fusilado, porque la orden de Santa Anna fue no dejar a ninguno de los combatientes vivo, respetando la existencia de los esclavos negros, las mujeres y los niños.
“Hollywood hace el primer Álamo, el de Disney, con Fess Parker, en una serie televisiva. John Wayne hace El Álamo en plena guerra de Vietnam, y es su aportación al reconocimiento imperial contra los locos que queman banderas estadunidenses, opuestos a esa guerra. Es la película de la ultraderecha republicana. La cinta termina diciendo que no se saben muchas cosas, pero lo importante es que lucharon por la libertad.”
Destacó otro aspecto fundamental: La independencia de Texas la declaran en una reunión pocos representantes de comunidades texanas, los demás eran aventureros llegados en ese momento de Louisiana, Kentucky, Tennessee. La independencia la declararon tres texanos y 59 no texanos. Así, se van encontrando un cúmulo de mentiras que obligan a una investigación más rigurosa y detallista para encontrar la verdad.
Contó que Santa Anna organizó un ejército de unos 6 mil hombres tras enterarse que se levantaron en Texas, y se fueron por tierra desde la ciudad de México. Se fueron sumando fuerzas, no tenían dinero, avanzaban sin equipo médico, sin calzado para el frío, sin comida, en una marcha que duró meses. Entonces Santa Anna tuvo que hipotecar la aduana de Veracruz y las minas de Zacatecas para financiar la marcha triunfal.
Taibo II plantea que la historia no sólo es la masacre de El Álamo, justificada o no. Santa Anna dice que son filibusteros y sí, lo eran, pero decretar degüello me parece absolutamente innecesario. Después de El Álamo vino la batalla más tonta del mundo en San Jacinto, donde lo derrotan y lo capturan.
Santa Anna, general del Ejército de Operaciones, ha dejado la Presidencia del país en manos de otro, que a su vez se muere y lo deja en manos de un tercero. La Presidencia es para jugar con ella, ésa y como la de ahora.
Locura e ignominia
Santa Anna ordenó el repliegue en San Antonio, luego el repliegue al río Bravo, “y poco después pacta la entrega de Texas a los independentistas. Tenemos el desastre del lado mexicano, la parte traicionada y entregada por esta coalición de generalotes que no tienen ningún respeto por el ciudadano.
Del lado texano tenemos esta falacia: una independencia lograda por un grupo de aventureros que, en principio, trata de jalarse a los texanos mexicanos y que en las siguientes semanas, después de San Jacinto, se dedica a quitarles las tierras y a correrlos de Texas. Cuando uno sigue estas historias se encuentra que los niveles de locura e ignominia no tienen límite.
Criticó a los gobiernos del PRI porque, agregó, han articulado una historia de bronce que ha producido “desdén, desinterés profundo, aburrimiento, falta de arraigo, la pérdida de referencias en el pasado, de dónde venimos.
Mirémonos al espejo y preguntémonos: ¿yo de quién desciendo? ¿Del chaquetero de Benjamín Argumedo, o soy un dorado de Villa, o un santannista?
La historia, concluyó, “es identidad, punto de encuentro, reflexión sobre el pasado. Y el país está urgido de recuperar su historia porque, al hacerlo, recuperamos nuestra dignidad, nuestra identidad, sentido del presente y, desde luego, una proposición para el futuro.
Queremos un México cortado a la imagen y semejanza de Melchor Ocampo, cuando dijo: servir a la patria es una honra y no un botín. Ése es el México que queremos, concluyó.
La Jornada