Enrique Peña Nieto… el nuevo milagro mexicano

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Por fin se despejó la duda comicial, concretándose el resultado que muchos anhelábamos y todos presagiábamos. Enrique Peña Nieto es, desde la noche del domingo 1 de Julio de 2012, el virtual Presidente Electo de México, para ejercer el mandato constitucional de 2012 a 2018, en virtud de haber logrado el respaldo popular mayoritario que lo llevó a vencer en las urnas a sus contendientes del PRD, PAN y PANAL; Andrés Manuel López Obrador, Josefina Vázquez Mota y Gabriel Quadri De la Torre, respectivamente.

Con el regreso del PRI a la Presidencia de la República se restaurará una era de progreso y bienestar que los mexicanos añorábamos. Si bien es cierto que en el actual y los anteriores dos sexenios, encabezados por los ex-presidentes Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se mantuvo una disciplina financiera que permitió incrementar a niveles históricos las reservas internacionales del país; la pérdida del poder adquisitivo del salario, el deterioro del bienestar familiar, la inseguridad y el desempleo se posicionaron como unos de los más agudos problemas que han castigado severamente a la mayoría de los mexicanos durante los doce últimos años.

México va a cambiar. Enrique Peña Nieto se ha comprometido ante la nación para darle a México el rumbo, la certidumbre y el vigor que necesita para volver a insertarse en el entorno mundial como una de las economías emergentes que generen mayor confianza en el exterior y atraigan inversiones productivas. En materia de seguridad, el próximo jefe del estado mexicano sin duda va a continuar aplicando un prudente esquema de contención a los embates que en los tiempos actuales sufrió la República por el significativo crecimiento del poder económico, logístico y territorial del crimen organizado. La lucha que en su momento emprendieron contra el narcotráfico los ex-presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón no va a culminar con el cambio de gobierno; la extinción del costoso flagelo de la criminalidad, que tanto daño ha causado a la convivencia interna y a la imagen exterior del pueblo mexicano, requerirá de la continuidad y endurecimiento de las medidas de combate durante al menos otros dos o tres años; sin embargo es casi seguro que Peña Nieto logre devolver la paz y la armonía por la que hoy clamamos todos los mexicanos.

Es evidente que la pacificación nacional no llegará sin la previa aplicación de sustantivos cambios tanto a la legislación rectora de los sistemas seguridad e impartición y procuración de justicia, como a los órganos e instituciones responsables de estos rubros. Esta es indiscutiblemente una de las agrandes asignaturas pendientes que enfrentará el próximo primer mandatario.

En materia de empleo, economía y finanzas el nuevo Presidente de México tendrá que desplegar un intenso activismo, cuyo punto de partida habrá de ser la serie de eficaces reformas estructurales de carácter energético, fiscal y laboral que el país ha visto frustradas hasta ahora debido a las mezquinas disputas partidistas escenificadas en los recientes años por los legisladores de diversos partidos políticos en la Cámara de Diputados y el Senado, y cuya postergación implicaría detener el progreso económico del país, condenándolo a crecer a niveles inferiores al resto de los países en vías de desarrollo. Para ello Enrique Peña Nieto tendrá que contar con voluntad política y visión de estado, aunadas a una amplia asesoría de expertos economistas y abogados, realmente comprometidos con el porvenir de la actual y las futuras generaciones de mujeres y hombres mexicanos.

Enrique Peña Nieto tendrá pronto el poder en sus manos. De él dependerá la correcta implementación de medidas para fortalecer el estado de derecho en el país y acabar con la proverbial impunidad y la inseguridad que en buena medida se deriva de esta última; su acertada actuación, orientada a lograr la consolidación y modernización de los marcos normativos que rigen a los sistemas hacendario y laboral, así como al sector de producción de hidrocarburos y energía, será también determinante para arribar a nuevas etapas de prosperidad, que permitan a nuestra nación vivir una segunda -y necesaria- versión del llamado “Milagro Mexicano”, con el que México sorprendió al mundo hace cincuenta años.

Comentarios o sugerencias: carlosjaramillovela@yahoo.com.mx

 

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