La directora general de Atención a la Familia y Comunidad Educativa de la Conselleria de Enseñanza de Cataluña, Meritxell Ruiz, anunció que a partir del próximo curso cada alumno tendrá que pagar un máximo de tres euros por llevar su propia comida al colegio y usar las instalaciones del comedor escolar. La cantidad, indicó, variará en función de lo que establezca cada centro.
De este modo, los colegios pretenden hacer frente a los gastos que supone tener monitores que vigilan a los menores, usar los microondas o neveras o los derivados de la limpieza de las fiambreras.
La decisión ha sido duramente criticada por las familias de los centros afectados. A ellos se sumaron también la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos (CEAPA) y la Confederación Católica de Asociaciones de Padres de Familia y Padres de Alumnos (Concapa) que calificaron de “excesiva” dicha cantidad, especialmente teniendo en cuenta que los precios de los menús diarios que ofrecen los comedores rondan los seis euros.
Además, como señaló el presidente de la Concapa, Luis Carbonel, a la agencia EP, las familias que tienen más dificultades económicas son precisamente las que preparan fiambreras para sus hijos.
Otras comunidades autónomas del país han comunicado que estudian llevar a cabo una iniciativa semejante en sus colegios.
Según anunció el consejero de la Comunidad de Madrid, Percival Manglano, en la capital española la decisión final de cobrar o no por llevar el tupper al comedor correrá a cargo de los propios centros educativos y los consejos escolares.
También en la Comunidad Valenciana se ha propuesto cobrar una cantidad “simbólica”, que no alcanzaría los tres euros de Cataluña, a los estudiantes que lleven comida preparada en casa para comer en el recinto escolar.
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