El proceso electoral que se desarrolla en la Entidad, es sin duda, el más importante de los últimos tiempos, porque definirá el rumbo que tomará nuestro país, en los próximos 6 años, y aún más, porque se trata de reconstruir algo nuevo sobre una base de más de 50 mil muertos.
Si en la Revolución de 1910, se hablaba de 1 millón de muertos a lo largo de todo el país, la percepción social que se presenta hoy, en base al desarrollo de los medios de comunicación, es mucho mayor; las muertes sádicas y sangrientas, se han vuelto parte de la cotidianeidad, de igual manera las explicaciones de los representantes del Gobierno Federal, al achacar estos decesos por “cuestiones de territorio, guerra entre mafias, ajuste de cuentas y peleas por el territorio”, dejando en total estado de indefensión a las víctimas inocentes, que en verdad no tenían nada que ver con el crimen, y solamente estuvieron en un lugar y hora equivocados.
Estos 6 años del gobierno federal, sin duda han sido determinantes para cambiar la historia de nuestro país en muchos aspectos, sólo que únicamente en el que se refiere a la guerra declarada por el presidente Felipe Calderón al crimen organizado, será recordada, no como un intento fallido, sino, como una forma estúpida de combatir la violencia con más violencia, sin estrategia, sin rumbo y gastando enormes recursos económicos en armamento, en lugar de fortalecer las estructuras educativas del país, de rescatar al campo, como alternativa viable para el desarrollo, de apoyar a la industria, pero no haciendo exenciones de pago de impuestos a las empresas que lo apoyaron en su campaña, cuando nadie daba un centavo por su triunfo, sino ofertar a nuestro país, como un lugar estratégico para el comercio y desarrollo integral de las empresas, merced a una población, compuesta mayoritariamente por jóvenes.
Felipe Calderón no midió el alcance que tuvieron sus arranques de violencia, cuando comprobó, -al arribar- a la presidencia de la República, que la contaminación del narcotráfico estaba en las primeras líneas de poder en México; de inmediato se dio cuenta de que Vicente Fox, no solo había dejado encargado el “changarro “por 6 años, sino que también destruyó las estructuras de control político.
Su temor a un golpe de estado, no eran infundado, por lo que buscó el apoyo militar para garantizar su permanencia y desde ahí, enfundado en un uniforme verde olivo –que no era de su talla-, se la pasó los primeros 4 años de su gobierno, dejando los dos últimos a la Naval, cuando se dio cuenta que el único que podría defenderlo, también se comenzaba a contaminar por el poder económico del crimen.
Chihuahua, es uno de los estados más importantes de todo el país; el más grande, el que cuenta con frontera con Estados Unidos, el que aporta junto con los demás estados del norte, más de las dos terceras partes del PIB; el que tradicionalmente le había dado cobijo a miles de mexicanos y sus familias que buscando una nueva vida, diariamente se incorporaban a su territorio, sólo que 5 años de lucha, han dejado herido de muerte a un gigante que se niega a morir.
Este proceso, se refiere no solamente a quienes nos representarán desde la primera magistratura del país y del Congreso de la Unión; se trata de reorientar la vida nacional, restablecer el orden constitucional y la perspectiva del país, bajo una óptica diferente a la que tenemos.
El liderazgo de Cesar Duarte en el gobierno del Estado, es bueno y puede ser mejor, pero primero necesitamos un buen equilibrio de poderes, una voluntad nacionalista de nuestros representantes, y sobre todo un compromiso por hacer de nuestro país, un mejor lugar para que vivan nuestras familias.
Se puede no estar de acuerdo en candidaturas, en personas y aún en partidos, pero cuando se trata de buscar en un gran consenso, lo mejor para todos, sin duda es momento de tomar decisiones importantes; una de ellas, esta en este proceso electoral, en la gran capacidad que tenemos de escoger mediante nuestro voto, el proyecto de nación que se requiere para cambiar el estado de cosas.
Nunca se había sentido tanto temor en la ciudadanía; tanto coraje en contra de las estructuras de gobierno, por lo inútil de su presencia cuando más se ha requerido.
Nos encontramos ante la oportunidad importante para terminar con una guerra, y pasar a una estrategia de seguridad nacional, que convoque a la participación social y seamos los ciudadanos los que mayoritariamente marquemos el rumbo de la lucha en contra del crimen.
El principal compromiso del nuevo gobierno, es el de generar confianza y certidumbre para pasar a la denuncia ciudadana, que será determinante para exhibir y entregar a todos aquellos que hoy creen que la impunidad les permitirá terminar sus días en completa libertad.
El orden constitucional debe ser respetado por todas las autoridades, para que sirva de ejemplo a las personas; los funcionarios deben predicar con el ejemplo, deben ser honestos y de buena reputación; se trata de que sean personas confiables de buen vivir y mejor convivir.
Este próximo 01 de Julio, personalmente considero que se debe tomar en cuenta la experiencia, la capacidad demostrada, voluntad de cumplir compromisos, la imagen pública, la congruencia como funcionario y como ciudadano, al margen de las preferencias partidistas, de compromisos diferentes a los que requiere la sociedad, pero por sobre todo, su responsabilidad social….(aime19_4@yahoo.com.mx)