El rostro de un México repleto de miserias y seducido por el dinero mal habido

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Estamos en una crisis como nación, la más grave en toda nuestra existencia. Y dada su importancia y profundidad constituye la más seria desde que nacimos a la vida independiente.

Es una apreciación que estimo no exagerada.

Solo veámonos en el espejo de la realidad nacional.

Y veremos, si observamos con sentido crítico, con honestidad, lo que hemos construido; una sociedad donde prevalece la violencia.

Poca atención hemos puesto sobre las causas generadores de esa atrocidad, y no queremos analizar los porqués de esa maléfica realidad.

La violencia en nuestra nación es cosa tan extendida y se encubó y reprodujo de tal manera que ya no solo afecta, desgraciadamente, zonas muy específicas. Ahora, se ha reproducido como una metástasis cancerígena imparable.

Vemos como se ha venido colando entre los tejidos social, económico y político, de nuestra sociedad, amenazando con devorarnos a todos.

Y nos hemos quedado paralizados, haciendo muy poco por detenerla.

Esa nuestra nefasta realidad fue Consentida y aceptada por mucho tiempo en nuestras vidas.

Sabíamos muy bien lo que pasaba y no nos atrevimos, cuando menos a señalar sus amenazas, entonces en ciernes, y que ahora nos avasalla.
Habíamos volteado el rostro y desviamos la mirada, por nausea, por inconsciencia u miedo, negándonos a enfrentar, esas nuestras miserias humanas que en el presente nos devoran y aprisionan.

Sí. Ha sido el miedo fundamentalmente y la ignorancia, la codicia, la admiración por quien hace dinero fácil, cerrando los ojos ante el crimen, la corrupción, el chantaje, el secuestro, el tráfico de drogas, el lenocinio de donde provienen esos recurso mal habidos. Y ha sido el conformismo y la posición cómoda ante esa hiedra venenosa, lo que nos ha paralizado.

Solo mediante la consciencia, con que fuimos dotados por la fuente divina de la creación, podremos enfrentar esa trágica adversidad Y con el poder que solo ella puede dar, podremos cambiar esa realidad negativa. Pareciera que nos han hipnotizado con ideas, pensamientos y filosofías, creencias de que el mundo es así, y de que nada que hagamos a favor de cambiarlo es posible.

El resultado, es que nos hemos dejado abandonados a la pasividad por cambiar esos círculos perversos que todos hemos aceptado y sostenido por largo tiempo, y cuyo resultado, ahora nos golpea en pleno rostro con las atrocidades que vemos y padecemos. Aún así, nos negamos a detener esa sinergia que sabemos maldita por las razones y miedos ya señalados.

El cambio de esa nefasta realidad, deberá empezar por el pensamiento crítico, reflexivo, meditado, enfocando la voluntad en ese sentido.

Y ese cambio solo vendrá de la toma de consciencia.

Toda crisis es una cuestion de falta de consciencia.

De ahi la importancia  de ese “darse cuenta” en relación con lo mucho de lo que está podrido en nuestra realidad actual. Porque toda crisis es un problema de falta de consciencia

 

Una invitación, un ejercicio espiritual. Solo pongan atención en su respiración por un instante, es una obviedad entender que respirar es una función automática, y es por ello que paradójicamente no tenemos consciencia de ello.

 Si lo hacemos, debemos hacerlo, intentemoslo…. Si ha sido así, entonces estaremos en el camino del despertar……ya veremos su porqué.

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