El epitafio del PAN

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Es fácil ver el declive electoral que ese instituto político tuvo durante los dos anteriores sexenios en los que –paradójicamente- vino a menos cuando detentaba el poder de la Presidencia de la República. Perdió ante el Partido Revolucionario Institucional escaños en las cámaras de senadores y diputados, lo mismo que en los congresos locales, los ayuntamientos y las gubernaturas de los estados. Parte de tal deterioro se debió al intervencionismo -más marcado en Calderón que en Fox, por cierto- que desde Los Pinos se ejerció para tratar de controlar la vida del partido e influir en los comicios. Aunque también los sonados casos de corrupción en la alta burocracia del panismo incidieron en los resultados electorales que hoy han hecho al panismo caer hasta el tercer sitio en la pizarra electoral del país.

En Chihuahua, mientras que el PAN ha tocado fondo, para el PRI el escenario es inmejorable. Siendo el gobernador César Duarte Jáquez un influyente personaje que ha demostrado tener sólidas relaciones con el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto y su gabinete, así como con el resto de los principales actores políticos de la nación, el priísmo se encamina hacia el triunfo en el proceso electoral 2013, apuntalado por esas y otras fortalezas que el líder moral de los tricolores chihuahuenses ha sabido consolidar en los primeros dos años de su gobierno. Entre las virtudes del gobernador Duarte figuran también los importantes logros que en materia de seguridad, educación, infraestructura, vivienda, desarrollo social y promoción económica ha alcanzado su administración. Sin embargo, no menos relevante para el firme posicionamiento obtenido por el priísmo en Chihuahua ha sido la innegable destreza con la que ha sabido conducirse en el terreno político el mandatario estatal, cuyo liderazgo ha sido ratificado mediante la disciplina, unidad y pulcritud con la que el PRI realizó su recientemente concluido proceso de selección de candidatas y candidatos que contenderán en las elecciones locales del presente año, para la renovación de los 67 ayuntamientos y el Congreso del Estado.

Por su parte el PAN en Chihuahua, al haberse quedado prácticamente en la orfandad política debido a su incapacidad para conservar la Presidencia de la República así como las importantes posiciones políticas –ayuntamiento de Chihuahua y varias diputaciones de Juárez y la capital, entre otras,- que a nivel local años atrás había ganado, no solo se encuentra alicaído por tal motivo, sino que también es causa de su profunda debilidad la acérrima división interna que hoy enfrenta. Para nadie es un secreto la serie de intereses y ambiciones personales, familiares y de grupos, que derivaron en los insalvables desacuerdos entre los dirigentes del panismo y algunos de sus prominentes personajes, dando por resultado primero la renuncia del ex diputado Emilio Flores a la contienda interna para la elección de candidato a la Presidencia Municipal de Chihuahua, y semanas después las abdicaciones de Miguel Jurado y Antonio López a sus respectivas candidaturas para alcaldes de Hidalgo del Parral y Chihuahua. Así las cosas en Chihuahua: un PRI en auge, que se enfila al proceso electoral como quien va a un día de campo; y un PAN enfermo, desahuciado… al que inexorablemente se le escribirá en el 2013 su epitafio.

Comentarios o sugerencias: carlosjaramillovela@yahoo.com.mx

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