En 1980 China se propuso convertirse en la segunda economía del mundo en tres décadas y lo logró puntualmente. Este año, debido a la crisis occidental, sólo crecerá al 8%; pero el FMI mantiene su expectativa de que en 5 años se convierta en la primera economía mundial. Ya es la segunda fuente de importaciones de México; pero nuestro actual gobierno no ha seguido una política de fortalecimiento económico de nuestras relaciones con el gigante asiático. Algunos argumentan qué es por temor a la reacción de nuestros vecinos. Hay algo de eso; pero en el fondo ha faltado imaginación, voluntad política y capacidad para esgrimir una política activa a nivel nacional e internacional, como la hubo en el pasado.
Ello me quedó claro durante la visita que realicé a Beijing la semana pasada en la que, además de haber tenido la oportunidad de conversar informalmente con empresarios chinos y mexicanos y funcionarios y ex funcionarios chinos, participé en dos distintos seminarios académicos organizados por la Academia China de Ciencias Sociales y el Instituto de Economía y Política Mundial. La primera para examinar las relaciones China- México y la segunda para analizar la posición china sobre El G-20 y el Orden Económico Internacional.
Me impresionó desde que llegué al nuevo aeropuerto de Beijing el enorme progreso alcanzado desde que en 1980 visité por primera vez esa ciudad; hoy día Beijing es una moderna metrópolis con una avalancha de automóviles, hombres y mujeres con ropa multicolor, rascacielos, una vasta red de autopistas, transporte subterráneo, jardines floreados y nuevos museos y centros deportivos, artísticos y de entretenimiento.
¿Es el Siglo 21 el siglo de China? Niall Ferguson respondió afirmativamente la pregunta hace unos meses en un debate en Canadá con Kissinger, recordando que si China estuviera organizada como Europa estaría integrada por 90 naciones. Destacó también que en 30 años multiplicó su economía por 10; tiene ya la mayor industria manufacturera del mundo. Se espera que en 2015 sea el mayor mercado de importaciones y en 2035 consuma una quinta parte de toda la energía mundial. Su reto económico y social: sostener tasas de crecimiento altas para generar empleos y salarios, sobre todo en el oeste del país, y mejorar la distribución del ingreso.
Tres factores me parecen de interés para México:
1º Hace 30 años China descansó fuertemente en la inversión extranjera directa, pero hoy, gracias a su elevada tasa de ahorro interno, sus tres trillones USD de reservas internacionales y su fondo soberano con 200 billones USD de activos, China se ha convertido en el inversionista extranjero por excelencia.
2º China ha alcanzado ya a los países desarrollados en términos de formación de personal capacitado y de graduados universitarios, así como en materia de inversión en investigación y desarrollo tecnológico e innovación. El efecto aprendizaje de la IED que ha recibido es notable Está por superar a Alemania en el número de de patentes propias y en un reciente estudio de la OCDE, los quinceañeros de la región de Shangai tuvieron la calificación máxima en matemáticas; los de los EU quedaron en el lugar 25.
Finalmente, me impresionó escuchar un gran interés en invertir en México a través de grandes proyectos de infraestructura, transportes rápidos, agua, energía, minería, producción de alimentos, industria manufacturera y protección ambiental; pero al mismo tiempo oír por doquier la queja de que nuestras instituciones de Gobierno, han descuidando totalmente a China, ?quizás? argumentaron algunos ?por temor a la reacción de sus vecinos del norte?. Me sorprendió, por cierto, la ausencia de la embajada mexicana en la reunión sobre el G-20, (aun cuando había representantes del FMI, la OCDE, EUA y Alemania). Destacaría la percepción china de que el problema de la desventajosa balanza comercial (11 a 1) se debe, no a prácticas desleales de comercio, sino a la falta de oferta y competitividad mexicana (?¿Qué tienen que ofrecer más allá de cerveza, tequila, carne de puerco y algunos minerales??)
El joven empresario Simon Levy, muy eficaz promotor de México- a través de su grupo AGENDASIA- y el autor de este texto los invitamos a invertir para el amplio mercado nacional, nivelar la balanza con China y exportar a terceros países, aprovechando nuestra posición geográfica estratégica, así como a colaborar con mayor financiamiento y tecnología al desarrollo de la infraestructura mexicana y otras necesidades prioritarias.
Llegó la hora de que empresarios, académicos, promotores de cultura y turismo y el nuevo gobierno pongamos en marcha una ambiciosa estrategia integral de cooperación y negocios con China -como lo han hecho con relativo éxito otros países latinoamericanos y lo está evidenciando desde ayer un Foro en la UNAM. Más de lo mismo sería suicida: clavarnos con una Europa y unos EUA en declive y marginarnos del nuevo mapa económico global.
Mauricio de Maria y Campos*
*Director del IIDSES-IBERO.