La actual circunstancia política nacional tiene al PAN en su más dura encrucijada, perfilándose para dicho partido un incierto porvenir en el mediano plazo. Durante el sexenio actual el albiazul cayó en dolorosas derrotas después de los desatinos que cometió su principal operador político, el Presidente Felipe Calderón, quien desde Los Pinos intentó manejar al Comité Ejecutivo Nacional, e imponer a al menos dos de sus tres últimos dirigentes, con las consecuencias de deficientes resultados electorales que de tal práctica se derivaron.
Nada en política es resultado de la casualidad. En esta actividad la causalidad se impone, pues todo es efecto o producto de una causa o acción que explica el desenlace desencadenado a consecuencia de lo hecho. Debido a ello Germán Martínez, César Nava y Gustavo Madero son corresponsables de la debacle del panismo, misma que doce años después del sonado triunfo obtenido por Vicente Fox en Julio de 2000, reduce los dos períodos de gobierno panista a una especie de llamarada de petate en la historia política nacional.
Aunque tanto Madero como los dos expresidentes que lo antecedieron en el cargo mostraron marcadas limitaciones para la operación política y falta de autenticidad en el liderazgo, no es de ellos toda la culpa de sus grises y perjudiciales ejercicios al frente del panismo, ya que quizá el mayor responsable de la profunda crisis del PAN es el Presidente Felipe Calderón, quien en su condición de mandatario nacional nunca cejó en su desaseado empeño por emplear el poder a su alcance para operar tras bambalinas, tratando de consolidar a su instituto político, sin imaginar que en el pecado llevaría la penitencia.
Si bien es cierto que al interior del PAN hubo claras expresiones de inconformidad ante la antidemocrática tendencia impositiva que Calderón pretendió establecer aún a costa de la castración del surgimiento de legítimos y espontáneos liderazgos, no fue sólo esta indecorosa práctica de presidencialismo absolutista la que marcó el penoso desempeño del panismo en el actual sexenio y lo llevó a la ruina política. Uno de los factores determinantes de la catástrofe sufrida por el Partido Acción Nacional en estos años, y particularmente en la jornada electoral del 1 de Julio de 2012, es el rechazo de la ciudadanía hacia el gobierno de Felipe Calderón por la falta de oportunidades de empleo y por las adversas condiciones económicas que se viven al interior de millones de hogares mexicanos, lo cual se puede interpretar como un voto de castigo contra un régimen político bisexenal que basado en grandes despliegues mediáticos generó amplias expectativas y rindió magros resultados. Otro de los motivos por los que el PAN perdió competitividad y dejó de ser una oferta política atractiva para el electorado se explica por el autoritarismo con el que Calderón impuso a dirigentes y emitió directrices para la operación de su partido, lo que suprimió la posibilidad de alentar el nacimiento de nuevos liderazgos y maniató a los dirigentes en turno, quienes ante el temor de caer de la gracia del Presidente de la República y líder real del partido, nunca se atrevieron a actuar por iniciativa propia, supeditando siempre su timorata actuación a las instrucciones del mandatario.
Independientemente de ello, el PAN nunca se ha caracterizado por lanzar candidaturas cuyos líderes se identifiquen plenamente con los ciudadanos. El albiazul siempre ha ido a la zaga del PRI en cuanto a popularidad y liderazgo de sus candidatos, lo que quedó contundentemente demostrado en los comicios de este año, al terminar triunfando en la elección presidencial Enrique Peña Nieto, tal como las encuestas y proyecciones de opinión pública lo venían anunciando desde hace tres o cuatro años. En el estado de Chihuahua la amplia derrota propinada por el tricolor al panismo en los recientes comicios presidenciales también se vio reflejada en las elecciones para senadores y diputados, al arrasar el Partido Revolucionario Institucional ganando con amplia votación los dos escaños senatoriales en juego, así como ocho de los nueve distritos en los que se eligieron diputados. Sin duda en el corto plazo al PAN le resultará prácticamente imposible superar el durísimo revés que sufrió este año. En el proceso electoral local de 2013 Chihuahua repetirá el escenario triunfal que hoy festeja el priísmo del país; pues el panismo padece serias escisiones internas, se encuentra anímicamente desalentado, y carece de liderazgos capaces de dirigirlo o de abanderarlo. Chihuahua ratificará la supremacía del PRI, frente a una izquierda que no convence, y ante una derecha que se ha desmoronado.