El Consorcio del Genoma del Jitomate, que reúne a más de 300 investigadores de 14 países, comparó al jitomate que se cultiva actualmente con su antepasado sudamericano Solanum pimpinellifolium.
El jitomate cuenta con 35 mil genes, pero la variación del silvestre y el que se encuentra hoy día en un supermercado es de sólo 0.6 por ciento, según un estudio publicado en Nature.
El jitomate forma parte de la familia de las solanáceas, que también incluye otros cultivos valiosos, como la papa, la pimienta y la berenjena, así como especias y hierbas para uso medicinal.
Genéticamente, difiere de la papa en sólo 8 por ciento.
Las secuencias de otros cultivos (maíz, trigo, arroz, manzana, fresa) ya habían sido descifradas.
Los investigadores han hecho esas secuencias para saber qué genes influyen en el sabor, resistencia a las enfermedades o la posibilidad de crecer en distintos tipos de suelo o clima.
Esto facilita la integración de genes considerados útiles en nuevas cepas, por medio de ingeniería genética, a la que se oponen varios países, o por métodos de cruzamiento tradicionales.
“El jitomate es uno de los cultivos más comunes y más usados”, estimó Francisco Cámara, del Centro de Regulación Genómica.
“Haber logrado conocer en detalle el genoma de las plantas superiores permite entender mejor su evolución (…) y brinda nuevos instrumentos para la agricultura del futuro”, agregó.
Los miembros del consorcio vienen de diversos países (Argentina, Bélgica, Gran Bretaña, China, Francia, Alemania, India, Israel, Italia, Japón, Corea del Sur, Holanda, España y Estados Unidos).
La Jornada