Poon y sus colegas trabajaron para crear un dispositivo que se introduce en el organismo y puede moverse en el torrente sanguíneo. Según los investigadores, gracias a la tecnología moderna pudieron producir pequeños implantes electromecánicos. Sin embargo, el problema principal en el desarrollo de estos dispositivos fue su alimentación, ya que las baterías son bastante grandes, son propensas a la corrosión y además es necesario cambiarlas o recargarlas.
En este sentido los desarrolladores decidieron dejar de usar las baterías y realizar el flujo de energía a través de una conexión inalámbrica. Para eso equiparon el dispositivo con una antena especial con una área de dos milímetros. La antena recibe ondas electromagnéticas con una frecuencia de 1 GHz, generada por una fuente externa.
Los estadounidenses presentaron dos prototipos de dispositivos de este tipo. El primero es capaz de moverse en una dirección dada a una velocidad de aproximadamente cinco milímetros por segundo. El segundo dispositivo fluye en la corriente de ida y vuelta, por lo que el aparato está en movimiento balanceándose de lado a lado.
Los científicos señalaron que tales dispositivos pueden usarse con fines de diagnóstico y también en cirugía mínimamente invasiva. Con su ayuda se pueden administrar medicamentos a los órganos y tejidos afectados, así como destruir coágulos de sangre o placas ateroscleróticas en los vasos sanguíneos
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