De visita en Pachuca, donde recibió el doctorado honoris causa del Colegio Hidalgo, en reconocimiento a su trayectoria en favor de la educación del país, Narro Robles consideró que la inseguridad que vive el país no se deriva de un fenómeno de los cuatro años recientes, sino de muchas décadas de un sistema que no ha sido justo y que se tiene que cambiar.
Debe haber un proceso de conciliación y de profunda transformación. El país requiere condiciones sociales más justas y una economía de mayor bonanza; yo espero que el futuro próximo del país, en 2012 y hacia adelante, logre resolverse de esa manera: más justicia y menor impunidad.
A una pregunta de los asistentes al acto, Narro respondió que en el proceso de reforma educativa planteado no puede quedar de lado el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), pues el país requiere de todos los actores: el gobierno, los diputados, los maestros, los padres de familia.
Argumentó en favor de esta reforma, debido a que México está por debajo de naciones con un producto interno bruto semejante al nuestro, como Chile, Turquía, Rumania y Polonia.
Así, sostuvo que de 149 países donde se midieron las condiciones de desigualdad entre sus habitantes, México ocupa el lugar 29.
Datos de la Secretaría de Educación Pública –dijo– indican que de cada 100 niños que ingresan al nivel básico de enseñanza, sólo 23 se titulan, y se ubica a México en el número 120 de 139 países donde se midió la cobertura educativa
Si bien en secundaria la cobertura es de 94.6 por ciento, también se tiene que medir la calidad; el Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes indica que México ocupa el lugar 46 en lectura, de 65 medidos; en matemáticas, el 49, y en ciencias, el 51.
En el nivel medio superior y superior, el problema es más grave. La cobertura en el primero es de 66 por ciento; es decir, uno de cada tres alumnos de entre 16 y 18 años no tiene acceso a bachillerato. En educación superior la cobertura es de apenas 30 por ciento del universo, lo cual se traduce en que siete de cada 10 jóvenes no ingresan a las universidades.
Por entidades, las disparidades son más grandes, pues hay casos como Oaxaca o Quintana Roo donde apenas dos de cada 10 jóvenes acceden a educación superior.
La jornada