En esta ocasión, a diferencia de años anteriores, no hubo largas filas y los visitantes, ataviados de blanco, pudieron subir sin problema a las pirámides del Sol y La Luna.
La zona arqueológica de Teotihuacán fue transformada en el escenario propicio para que danzantes, esotéricos, creyentes, videntes y turistas brindaran sus rituales, ofrendas o elevaran sus plegarias.
En punto de las 12 horas, los brazos de los visitantes, congregados en la plaza del Sol frente a la pirámide, se alzaron, acto seguido de gritos de algarabía. Fue la hora cumbre de la jornada.
El grupo Teoponocazco, de la comunidad de San Sebastián de Teotihuacán, fue el encargado de brindar las danzas prehispánicas y ofrendas con aroma de copal.
Muchos aprovecharon para darse una limpia y alejar las malas vibras, al pie de la pirámide.
Por cuarto año consecutivo se colocó una tarima en la parte alta de la pirámide del Sol para que el paso de los turistas fuera fluido y breve para evitar tumultos en la cima.
Sobre la Calzada de los Muertos, en el camino hacia la pirámide de la Luna, abundaron los comerciantes que ofrecían amuletos, cuarzo y obsidiana a los visitantes.
Teotihuacán registró hoy una asistencia de casi 10 mil visitantes según las autoridades; la mayor afluencia de 30 mil turistas por día se dio el domingo y lunes pasados.
Las autoridades informaron que aplicaron un operativo con más de 2 mil elementos y 300 vehículos. Reportaron saldo blanco; sólo fueron atendidas algunas personas por insolación.
La Jornada