Las bacterias suelen estar presentes en la boca y convierten todos los alimentos, especialmente los azúcares y almidones, en ácidos. Las bacterias, el ácido, los residuos de comida y la saliva se combinan para formar una sustancia pegajosa llamada placa, que se adhiere a los dientes y que es más prominente en los molares posteriores, justo encima de la línea de la encía en todos los dientes. La placa que no es eliminada de los dientes se mineraliza y se convierte en sarro.
Los ácidos de la placa disuelven la superficie del esmalte del diente y llegan a crear orificios, a léstos los conocemos como caries. Las caries no suelen producir dolor hasta que se tornan muy grandes y afectan los nervios o causan una fractura del diente.
Por tales motivos el IMSS recomienda lavarse los dientes después de cada comida, asistir al dentista por lo menos una vez al año para descartar alguna de estas caries, en caso de tener alguna molestia tales como dolor de muela, disgusto al morder, sensibilidad en dientes, entre otros, se pone a su disposición las Unidades de Medicina Familiar los cuales cuentan con un profesional, el cual le puede atender y orientar sobre su problema.
Una buena higiene disminuye considerablemente la incidencia de caries, hay que practicar una buena técnica de cepillado -los dientes de arriba se cepillan hacia abajo, y los de abajo hacia arriba; atrás y adelante, y las muelas en froma circular; además hay que cepillar la lengua.
Es necesario elegir el cepillo adecuado, usar hilo dental para limpiar las zonas interdentales -de contacto entre los dientes-, donde se acumula placa difícil de eliminar. Finalmente usar algún enjuague bucal.