México, DF. Alan Parsons, líder del legendario grupo Alan Parsons Project, quien en su faceta de productor participó al lado de The Beatles en el disco Abbey Road, está en México para ofrecer tres conciertos: en el Distrito Federal, Monterrey y Guadalajara. En conferencia de prensa, realizada este martes, el músico experimentado, creador de discos conceptuales de Pink Floyd, habló sobre tópicos que le atañen dirctamente, como el mundo digital dentro del rock, el cual no tiene retroceso, advirtió.
“Dar conciertos es importante porque se mantiene el contacto directo con la gente, sobre todo en esta época, en la cual los jóvenes escuchan la música de manera diferente, muchas veces en su teléfono y a veces sólo oyen una canción de un grupo”, expresó.
Su grupo hoy se llama Alan Parsons Live Project y en sus tocadas en México compartirá escenario con The Orchestra (con miembros fundadores de Electric Light Orchestra y ELO Part II). Recientemente, Parsons comentó que le ha tocado vivir la transformación tanto en la forma de hacer y grabar música como en la de comercializarla.
Él se considera un ingeniero de grabación de la vieja escuela y prefiere el sonido que logra imprimir recurriendo a métodos tradicionales, aunque aprovecha algunos recursos que provee la nueva tecnología, ya que simplifica y agiliza mucho el proceso y los costos en el estudio. Sin embargo, lo más importante para él es tener buenos músicos y buena música, que es lo que lo inspira a producir un álbum.
En cuanto a la comercialización de la música, dice no estar totalmente de acuerdo con las descargas digitales, ya que se ha perdido el encanto de tener un disco en las manos y escucharlo de principio a fin, disfrutar también del arte, balance y concepto del mismo. “Ahora la gente solo busca la canción que le gusta y la descarga gratuitamente; muy pocos la compran. Hace falta una buena legislación en cuanto a derechos de autor. Si la gente no está dispuesta a pagar por el arte, será muy difícil que los músicos y creadores de música sobrevivan.”
El autor de éxitos como Eye in the Sky, Time, Games People Play, Don’t Answer me, The Turn of a Friendly Card y Old and Wise, ha recibido diez nominaciones al Grammy por la ingeniería de grabación, así como discos de oro y platino con la producción de sus discos. Parsons añadió que el pop es un tipo de música para jóvenes. “¿Hay algún joven por aquí? Por suerte yo provengo de un medio con otra idea.
Ahora lo digital afecta sobre todo la creación de discos. El sonido se distorsiona y es una pena ver a gente luchar para obtener un buen sonido. Lo digital no es un procedimiento en retroceso y esto va para adelante. “La música tiene muchas vertientes y siempre habrá una fuente de creatividad.”
Sobre el hecho de que viejos roqueros estén remasterizando sus discos, Parsons añadió que eso es positivo porque mucha gente tendrá un disco completo y no sólo una canción. “Un cedé puede compartirse, manipularse. La tecnología ha mejorado últimamente. Acabo de hacer un disco con Steven Wilson. Eso es lo que sé hacer.”
Al respecto, su quehacer lo ha llevado a colaborar con el Colectivo Nortec y con Aleks Syntek.
-¿Está consciente de que usted es un clásico del rock?
-¡Yes!
Dijo que le agrada tanto dar conciertos como producir música: “Son dos cosas diferentes, pues en cada concierto se logra el contacto directo con el público y hay una sola oportunidad para que todo salga bien. En el estudio hay que hacerlo una y otra vez. Siempre he buscado colaborar con más gente, pues no me gusta trabajar solo. Me considero más un productor que un músico. Esto es lógico porque siempre he tenido músicos talentosos a mi alrededor”.
Expuso que realizó algunos discos conceptuales en los sesenta y setenta, pero que si hoy los hiciera la gente no los tomaría en cuenta. Comentó que le es difícil decir qué canción le parece la mejor que ha hecho.
“En un principio el rock tenía intenciones mayores, profundas, más que sólo hablar de relaciones humanas, matrimonios, amor. Nosotros llegamos a desarrollar canciones sobre plazas petroquímicas o de temas que no tenían un sentido tan profundo, Por otro lado, el rock progresivo siempre será el rock progresivo.”
Negó que haya competencia con productores como Giorgio Moroder o Brian Eno, porque casi no los ve: “Me gusta lo que hacen”.
Con el público mexicano el contacto lleva muchos años y es constante. “Son un público muy receptivo. En México el repertorio lo eligieron los del club de fans. Se lo pusimos a su consideración y ellos decidieron”.
Ha grabado con grandes y le hubiera gustado hacerlo con Sting: “Realmente hay muy pocos artistas con los que me gustaría trabajar hoy en día. Actualmente trabajo en un álbum y me he concentrado en trabajar para otros artistas, e inclusive con un virtuoso del ukulele. He participado en proyectos de video y devedé que se pueden ver en la página oficial del grupo. Todo lo que me preguntan en general tiene que ver con el Project, de 1973 a 1987, que fue un periodo, pero lo que un músico de rock clásico pueda hacer carece de significado, de relevancia. Se valora lo hecho, el pasado, por ser un clásico.”
Si piensa retirarse, rió: “¡Cada día!”
De la tecnología, abundó: “Hoy… a mí no me gusta la música (de hoy) y paso más tiempo en cuestiones audiovisuales. En casa hemos sacado el tocadiscos y nos hemos reunido para ver el álbum, ver la portada. Tengo la esperanza de que mis hijos también lo hagan, pero en la actualidad hay muchas distracciones, como el Internet, correo electrónico, el Facebook. Se ha perdido la cultura musical de sentarse, poner un disco, colocarse los audífonos, fumarse un cigarrillo…
“Hoy en día es una era de música de tres o cuatro minutos. Ya no puedo trabajar en un proyecto de 40 o 50 minutos, porque la gente, simplemente, baja la canción que prefiere. Eso es un cambio fundamental en lo que nosotros hacemos. Por eso es tan bueno tocar en vivo, porque atrapamos la atención de las personas durante dos horas.
“La música y la tecnología van y no se desacelerará el proceso. Hay tanta música hoy en día. Las grandes disqueras tienen millones de dólares invertidos, lo cual es significativo.”
La fama, el éxito, no lo cambiaron como persona, aunque sí le permitió pagar buenas escuelas a sus hijos. “Si no hubiera sido famoso no viviría en una casa grande, pero opino que la fama no me cambió. Todavía tengo una hipoteca que pagar.” La Jornada