El miedo es producto visible del egoísmo que nos agobia como sociedad. Pero esa negatividad que nos hemos permitido debe servirnos de espejo para tomar conciencia sobre la necesidad de un cambio.
Nos domina el miedo producto del egoísmo. Y ese sentimiento provoca parálisis en las estructuras sociales y económicas. De ahí que nuestra realidad se encuentra atascada en las crisis financieras, económicas, y de seguridad que padecemos.
Si consideramos que nuestra Sociedad MODERNA, es MANIQUEA, entonces resulta natural que solo concibamos los polos opuestos. Polarizamos demasiado y de ahí las guerras y batallas en quién nos vemos empeñados todos los pueblos y naciones.
De ahí, que solo entendemos que es necesario imponer al otro, nuestra propia visión e intereses particulares.
Pues solemos pensar en las cosas y las circunstancias bajo la óptica falsa y nefasta de polos opuestos: mal o bien, hombre o mujer, mentira o verdad, oscuridad o luz.
Solemos declararnos “en pro de” o “en contra de”, creyendo que los polos se excluyen mutuamente.
No comprendemos que, en realidad, cada actitud obcecada en pro o en contra de algo es una fijación, y como tal, impide que nos movamos libremente y nos liberemos de esos rejas invisibles que solo llevan a la intolerancia hacia todo lo que consideramos como extraño y de ahí, solo a un paso nos encontramos con el odio.
Estamos demasiados polarizados, de ahí a la intolerancia que caracteriza a la sociedad moderna, y autonombrada como civilizada, sin entender y tomar conciencia que en el arco de los opuestos se encuentran y existen miríadas de posiciones y estadios, que de verlos y aceptarlos, nos permitirían la comprensión de que todo en el mundo de los fenómenos, también comprende y se compone de puntos luminosos u oscuros; sino de infinidad de tonalidades que reflejan aspectos de oscuridad y de luz. Que no solo existe lo “blanco y lo negro”.
Pareciera, que nuestra ignorancia de la ley de la polaridad de que hablan los metafísicos, concibe la luz como necesaria para que la oscuridad sea comprendida y pueda ser, existir, incluso.
Poco sabemos que nuestros sabios sacerdotes de Mesoamérica ya hablaban de eso.
Ya trataremos de esa sabiduría, con posterioridad, sobre estas tradiciones ancestrales de nuestros pueblos de Mesoamérica con aplicaciones universales, dada las crisis de las crisis que se nos vino encima en esta primera década el siglo 21.
Por ignorantes, no sabemos ni comprendemos que es necesaria sentir el lado oscuro de la realidad para poder entender hasta qué grado es necesario iluminar esa realidad negativa, dada las situaciones y circunstancias que nos aprisionan con sus manifestaciones de violencia, odio, intolerancia, racismo, homicidios, guerras, narcotráfico, adicciones y demás calamidades hijas de la ignorancia y del lado oscuro de nuestra sociedad actual.
La negatividad en nuestro entorno social nos sirve de espejo para poder reflexionar sobre la necesidad de un cambio.
La oscuridad en nuestras circunstancias políticas, sociales y económicas, actuales, por las que atraviesa el mundo, y muy particularmente México, nos puede servir de espejo para contrastarlo con su lado luminoso; y de esta manera, a través del proceso de concientización social y política poder impulsar y construir estadio superiores de organización sociopolítica, donde nos permitamos encontrar instituciones que armonicen la convivencia humana de pueblos y naciones.
La Polarización es paralizante para toda sociedad.
Nos impide buscar y encontrar salidas inteligentes.
Nos impide ver que entre lo llamado negro y blanco, entre lo negativo y lo positivo, existen mundos y circunstancias intermedias, nos impide ver que existen multiplicidad de mundos posibles, tantos como aquellos que nos imaginemos y decidamos crear y alcanzar como sociedad consciente y razonablemente politizada.
Por ello, es muy fácil descubrir que los fundamentalismos tanto teológicos como políticos y económicos, son una fijación que propicia la inamovilidad social, que nos impide cambiar todo aquello que nos hace evolucionar hacia estadios superiores en donde impera la justicia armonizándola con la libertad.
Y de que se hace necesaria que las instituciones civiles del porvenir deberán ser tolerantes, porque la polarización en las mismas no permitiría su autoevaluación y constante evolución hacia su perfeccionamiento en beneficio de la sociedad humana.
La búsqueda de luz, de conocimiento debe impulsar a las sociedad humana del porvenir, y esa búsqueda debe ser libre para poder lograrlo,
Cabe mencionar que las antiguas profecías de los mayas y de tantos oráculos del mundo sobre el porvenir de la sociedad humana, en donde describen un cúmulo de cambios en todos los órdenes, nos debe especialmente interesar su predicciones en cuanto los cambios que dicen sucederán a nivel de la conciencia, puesto que de darse los cataclismos en otros niveles de nuestra existencia – como podría ser el del nivel físico- ello nos permite prepararnos para soportar y e incluso superar esos profundos cambios, para preparar y coadyuvar en la medida de nuestras humildes posibilidades, por la creación de ese nuevo paradigma del porvenir que parece dibujarse en el horizonte.
Un cambio en nuestra conciencia que nos permita el nuevo enfoque de percibir el mundo, sacudiéndonos el nefasto prisma del miedo que todo lo empaña y oscurece, y que nos impide avanzar y ensayar nuevas hojas de ruta que permita la evolución positiva de la humanidad.
Incluso las profecías nos deben servir como un necesario ejercicio de la reflexión creativa, de ahí su importancia del presente.
Son una advertencia, instrumentos de conocimiento que nos permitan tender puentes hacia la armonía en la sociedad y pueblos del globo.
Su utilidad es que nos proporcionarnos, una visión nueva del porvenir y de que otros mundos distintos al presente, basados en miedo, pueden ser posibles.
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