Ya habíamos escrito muy brevemente sobre la vida de Jesús en el contexto de su tiempo, ahora, también lo haremos de manera muy breve, sobre su Misión. Al abordar nuestra personal concepción de Jesús, no se citara la luz que sobre él arrojan los evangelios y la historia del cristianismo interpretados por sus seguidores antiguos y contemporáneos, será pues, una percepción muy personal apoyándonos en la intuición.
Jesús, Él Cristo, es el revelador del Reino de Dios.
De las verdades mas trascendentales que la humanidad haya recibido.
Jesús es el Rey de Reyes, el Hijo del Hombre, y el Hijo de Dios, el Verbo de Dios hecho Carne, manifestando en su persona la belleza y la justicia divina, ha venido a ser el Príncipe de la Paz Verdadera. Es el ejemplo y paradigma más grandioso del Universo manifestado, del cual puede servirse el hombre y la humanidad para imitarlo; y seguirlo como modelo de vida personal y en comunidad.
Jesucristo espiritualiza la vida de la humanidad. Es un Verdadero iniciado en las leyes del Creador, quien vendría con su verbo poético a resucitar del letargo a las antiguas concepciones religiosas de los templos, y no solo de Judea, sino de Grecia, Roma, Persia, Egipto y la India, iluminando con su sabiduría el Oriente y el Occidente. Con lo cual y por lo cual y por ese solo logro, devino en Rey, por haber impulsado con su Verbo y accion la Justicia y la Armonía entre los seres y naciones del mundo.
Y de esa sabiduría expresada por Jesús en su vida pública, devendría indefectiblemente su choque con las concepciones de algunas castas demasiado materialistas de ese “Pueblo escogido de Dios”. Israel, Nación dotada de una fe indomable, y conducida por las castas dominantes de los Saduceos y Fariseos, en cuyo seno se expresaban los anhelos genuinos de liberación de la servidumbre impuesta por el imperio Romano; pero también entraría en colisión con ese Imperio, cuyo poder militar y político se asentaba no solo en Israel, sino también ocupaba naciones y pueblos de gran parte de Europa, África del Norte y del Medio Oriente y en cuyos territorios u naciones se sufría el yugo y dominio de esa apoteosis del poder político maléfico, deificado en las personas de los Cesares Romanos, representantes de una oligarquía nefasta dominando por la fuerza de sus legiones, oprimiendo el intelecto humano expresado en la religión, la ciencia y el arte de aquellos pueblos y naciones.
No nos detendremos a analizar más [aunque fuese a vuelo de pájaro] el contexto histórico de los tiempos de Jesucristo, solo haremos aquí, unos breves apuntes sobre su persona, su acción y su excelso legado para la humanidad, al considerarlo:
Máximo Pontífice para con el Reino de Dios.
Apóstol excelso de la necesaria y justiciera Solidaridad humana.
Revolucionario del espíritu jamás igualado
El más Grande Apóstol Defensor de la Dignidad Humana
Constructor incansable de la Obra Social de la Divinidad
Espada del Espíritu
Legislador Supremo
Mártir consciente y aceptada de su Misión Divina en la tierra
Imperecedero Guía de Pueblos
Medico incomparable de las Almas
Científico del supremo saber sobre valores y principios que deben gobernar al mundo, por ser los Pensamientos de Dios, inmutables, independientes de la voluntad y las acciones de los hombres.
Inteligencia Suprema en acción creativa
Guía y Conductor espiritual de la Raza Humana
Máximo filosofo de la intuición humana
Regenerador moral de los pueblos
Mensajero Celestial de la Verdad Suprema
Sacerdote y Apóstol magnificente del AMOR
La Luz del mundo ¡¡¡¡