A diferencia de otras baterías metal-aire, en esta batería el aluminio se usa como combustible y supera las baterías convencionales en términos de densidad energética y energía específica.
La batería está basada en una lámina de aluminio que reacciona con el oxígeno para producir electricidad. La batería consiste en 50 láminas cada una de las cuales da suficiente energía para unos 30 kilómetros. Después de recorrer 1.600 kilómetros la batería tiene que ser reemplazada.
La compañía creadora, Phinergy, asegura que el sistema es muy eficaz, fiable, limpio y ecológico, ya que no emite CO2 y los materiales son reciclables.
Otra ventaja de la batería es el coste competitivo. Un kilo de aluminio cuesta unos 2 dólares y una batería de 50 placas pesa 25 kilogramos, así que hacer 1.600 kilómetros costará unos 50 euros.
La empresa tiene firmado un contrato con una compañía automovilística y tiene previsto empezar la producción en 2017, aunque por el momento no se sabe si serán baterías principales o auxiliares.
La noticia había quedado eclipsada por la renuncia de Benedicto XVI.
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