Nacido en 1947, el ganador del Premio Xavier Villaurrutia (1971) y del Premio Nacional de Lingüística y Literatura (2009) entre muchas otras distinciones, fue poseedor de un notable talento musical que desarrollaría bajo la tutela del barítono mexicano Roberto Bañuelas.
Los estudios de ópera a los que Montemayor dedicó buena parte de su tiempo rendirían frutos con la producción de cinco discos en los que su voz de tenor quedaría inmortalizada: El último romántico (2002), Canciones napolitanas e italianas (2005), Canciones de María Grever (2007), Concierto mexicano y Zarzuela y cantos de España (ambos del 2010). En todas estas obras musicales se haría acompañar al piano por el maestro Antonio Bravo.
Aunque en algunas ocasiones se le menciona como un “cantante de ópera aficionado”, hay que resaltar que Montemayor afrontaba cada nueva empresa intelectual con la misma seriedad y, si bien disfrutaba su faceta musical, su compromiso con cada manifestación artística siempre fue sólido. Así lo comprobaron quienes tuvieron oportunidad de escucharlo interpretar diversos repertorios, como los que ofreciera en el Bellagio Study and Conference Center de la Fundación Rockefeller o en sus presentaciones con la Orquesta Sinfónica de Cuba.
Sin duda, Carlos Montemayor fue un hombre que, al enriquecer de tal forma su cultura, estuvo en condiciones al mismo tiempo de beneficiar a varias generaciones de mexicanos con su trabajo, lo cual hizo en forma generosa.
Traductor, poeta, académico, especialista lo mismo en letras clásicas que en temas políticos, estudioso de nuestra cultura y legado prehispánico, Montemayor fue, como alguna vez lo definiera Miguel León Portilla, un hombre que bien pudo haber pertenecido al Renacimiento, por la variedad de los campos en los que alcanzó una gran destreza.
Este 13 de junio, con motivo del aniversario 65 de su nacimiento, Conaculta recuerda a Carlos Montemayor, hombre notable que dedicó su vida a la cultura y las artes de nuestro país.
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