Pollock aprendió de Siqueiros la técnica que lo encumbró

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Durante mucho tiempo se pensó que el célebre y reconocido pintor estadunidense Jackson Pollock (1912-1956), artífice del expresionismo abstracto, era un genio cuya estética no había sido influenciada por nadie.

Sin embargo, de acuerdo con las investigaciones de la especialista Irene Herner, Jackson Pollock tiene una enorme deuda con el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, pues fue de quien Pollock aprendió el action painting y el dripping, estilos que desarrolló y por los que se distinguió.

Según Herner, “por muchos años se ha negado la influencia de Siqueiros en Pollock. Ha sido una larga lucha por el reconocimiento de tal influencia”.

Este 2012 se celebrará el centenario del natalicio de Pollock, cuyo nombre ha pasado a la historia del arte, sobre todo, por sus grandes lienzos abstractos de vivo colorido, donde los trazos forman una especie de maraña de gran impacto.

En cuanto al muralista mexicano, hoy se cumplen 38 años de su aniversario luctuoso, aunque la ceremonia conmemorativa se realizará el próximo 11 de enero en la Rotonda de las Personas Ilustres, en el Panteón Civil de Dolores.

El llamado action painting desarrollado por Pollock a principios de los años 40, del siglo XX se sustentaba en la acción: en el tacto, el movimiento, la velocidad y el ritmo. Consistía en colocar en el suelo un lienzo de grandes proporciones –sin utilizar dibujos ni bocetos–, en torno al que se desplazaba el pintor.

El dripping fue otra de las novedosas técnicas que desarrolló Pollock. De igual manera, en lugar de utilizar caballete y pinceles, colocaba al ras del piso el lienzo y sobre él vertía o dejaba gotear la pintura, la cual manipulaba después con palos u otras herramientas, incluso, a veces le daba gran consistencia mediante la adición de arena o fragmentos de vidrio.

Otra técnica que marcaría su trabajo artístico fue el all-over, que consiste en no dejar espacio alguno sin cubrir.

Debido a su revolucionaria manera de pintar, Pollock fue portada de la revista Time, publicación que lo apodó Jack the Dripper (Jack el Goteador), en un juego de palabras que alude a Jack el Destripador.

Su fama se incrementó en los años 50, gracias a un reportaje de la revista Life, en el que el fotógrafo Hans Namuth documentó durante seis meses la forma de trabajar de Pollock en su estudio. que muestran a un Pollock irreverente en pantalones de mezclilla, las cuales fueron muy importantes para la imagen y popularidad del pintor.

Pintar sin pensar

Nacido en 1912, en la ciudad de Cody, Wyoming, Pollock es considerado uno de los creadores más importantes de Estados Unidos del siglo XX. Fue uno de los más influyentes artistas estadunidenses en las jóvenes generaciones y uno de los mayores referentes del expresionismo abstracto, lo cual lo convirtió en auténtica leyenda del arte contemporáneo, quien trabajó “siempre fiel a los sentimientos primarios que dejaba fluir libremente sin la intervención del pensamiento”.

Durante su infancia y adolescencia vivió en Arizona y California; en 1929 se trasladó a Nueva York para estudiar pintura en el Art Students League.

Comenzó su carrera con obras figurativas, y hacia 1938 se interesó por la pintura abstracta.

Años después, cuando vivía los mejores momentos de su carrera, Pollock explicó su manera de pintar, testimonio con el que también se explica la dimensión sicológica de su trabajo: “Mi pintura no procede del caballete. En su lugar, prefiero colocarla directamente en la pared o en el suelo. Necesito la resistencia de una superficie dura. En el suelo me siento más cómodo, más cercano a la pintura y con mayor capacidad para participar en ella, ya que puedo caminar alrededor de la tela y trabajar desde cualquiera de sus cuatro lados, e introducirme –literalmente– en el cuadro. Se trata de un método similar al de los pintores de arena de los pueblos indios del oeste. Por eso, intento mantenerme al margen de los instrumentos tradicionales, como el caballete, la paleta y los pinceles. Prefiero los palos, las espátulas y la pintura fluida que gotea y escurre. Cuando estoy en la pintura no me doy cuenta de lo que estoy haciendo, hasta después de un tiempo. No tengo miedo de hacer cambios, destruir la imagen (…) pues la pintura tiene vida en sí misma y trato de que ésta surja”.

De esa manera, lo que Pollock plasmaba en la tela “no era una imagen, sino un hecho, una acción”.

El trabajo de Pollock, desde el principio de su trayectoria, fue ampliamente reconocido por el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Inició su formación en la Manual Arts High School, de Los Ángeles. A los 17 años ingresó en la Art Studens League de Nueva York, donde se convirtió en discípulo de Thomas Harts Benton. Durante su periodo de formación conoció la obra de los muralistas mexicanos Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, la cual lo impresionó hondamente.

En los años 40, Pollock se sintió atraído por el surealismo, que en aquella década tenía mucha influencia en Estados Unidos gracias a la presencia de artistas e intelectuales europeos que habían huido de la guerra y el régimen nazi. De ellos le fascinaba la escritura automática, la cual también reflejaba los fenómenos síquicos que tienen lugar en el interior del artista.

Entre 1935 y 1943 pintó bajo la influencia de Picasso, el surrealismo y el sicoanálisis jungiano, el cual usó como terapia contra su alcoholismo.

Entre 1936 y 1937 trabajó en el taller experimental de Siqueiros, en Nueva York, donde el muralista mexicano experimentaba con aerógrafos y pintura sintética industrial.

De 1938 a 1942, Pollock trabajó para el Proyecto de Arte Federal. El pintor se casó con la pintora Lee Krasner, quien siempre le dio su apoyo, a pesar de las adversidades y el alcoholismo del pintor.

Peggy Guggenheim fue su mecenas. Durante 1950, Pollock recibió apoyo del Congreso para la Libertad Cultural.

A partir de 1947 su estilo fue netamente abstracto, con enormes lienzos producto del action painting y del dripping, técnicas que distinguirían para siempre su trabajo y que revolucionarían los métodos para pintar.

A los 44 años, ya separado de su esposa Lee, Pollock murió en un accidente de automóvil en 1956, mientras conducía ebrio.

Creador de un movimiento original en EU

En la historia del arte, se considera que con el expresionismo abstracto –del que es precursor Jackson Pollock– surgió el primer movimiento pictórico original de Estados Unidos, en un momento en el que el centro del mundo del arte pasó de París a Nueva York, coincidiendo con la victoria de Estados Unidos y el fin de la Segunda Guerra Mundial.

La primera generación de expresionistas abstractos estuvo integrada por artistas como Willem de Kooning, Robert Motherwell, Mark Rothko, Franz Kline, Arshile Gorky, Barnett Newman, Clyfford Still y Jack Tworkov, entre otros.

Para Irene Herner, investigadora y especialista en el muralista mexicano David Alfaro Siqueiros, el action painting y el dripping “partieron de los experimentos de Siqueiros, quien en 1936 creó el Taller experimental Siqueiros: laboratorio de técnicas modernas en el arte, en el corazón de Manhattan, al cual se integró el joven Pollock”.

El taller era un bodegón que se encontraba en el número 5 Oeste, de la calle 14, en Union Square, en Manhattan, detalla la autora del volumen Siqueiros del paraíso a la utopía, en el que se reúnen más de 12 años de investigación sobre la vida y obra del pintor y muralista mexicano.

De acuerdo con Herner, desde 1932, durante la estancia de Siqueiros en Estados Unidos, el surrealismo, la asociación libre, el automatismo y el sicoanálisis formaban parte del proceso creativo del artista mexicano. De ahí que “Siqueiros reconocía el valor central de lo accidental en la pintura”.

En dicho volumen ofrece el testimonio de cómo un grupo de jóvenes pintores, entre ellos Pollock, “se agruparon en torno de Siqueiros y estructuraron su programa público de trabajo técnico”.

Según Herner, “Siqueiros descubrió una forma de representar y realizar plásticamente explosiones fantásticas”. Y cita las palabras escritas del muralista: “En este taller experimental de Nueva York hemos podido encontrar algo maravilloso, sólo semejante al misterio de la creación, al secreto de las configuraciones geológicas, al misterio de la creación entera, mediante el uso de simples superposiciones de colores que por absorción, en un tremendo e inexplicable maridaje, producen los más extraños y gloriosos fenómenos plásticos”.

La “primera revelación”, testimonia Siqueiros, se produjo en una pequeña tabla que los integrantes del taller aventaron al piso, luego le fueron echando pintura, directo de las latas, a las que led hacían un agujero.

Según la investigadora, para Siqueiros, “en esta primera etapa del proceso creativo había que poner en acción todo el cuerpo, pues era comenzar una obra como si se tratara de una danza ritual, imprevisible, liberadora. Fue en esa época que Siqueiros acuñó el término ‘accidente controlado’, para referirse a su propio proceso inconsciente en la base de su creatividad como artista. El azar formaba parte del ritual que se actualizaba en cada etapa del proceso pictórico”.

Por su parte, Harol Lehman, uno de los integrantes del taller, en entrevista con Herner en 1995, recuerda y confirma que “a cada uno le tocaba chorrear desde arriba y salpicar un color y luego el tíner”.

Tal influencia del taller de Siqueiros en Pollock es también reconocida por la especialista estadunidense Ellen G. Landau, quien realizó su tesis doctoral sobre la pintora Lee Krasner, viuda de Pollock, y quien en el prólogo de la más reciente edición del libro Siqueiros, del paraíso a la utopía señala que a la luz de la nueva información proporcionada por Herner, Pollock “se sintió atraído por Siqueiros, a quien percibió como modelo para el action painting”.

Como historiadora del expresionismo abstracto, apuntó Landau, “en la investigación que realizó con el título Mexico and American Abstraction, ubico, utilizando los insights de Herner, el lugar que tuvo el impacto de Siqueiros sobre la vanguardia artística de Estados Unidos, en un cuestionamiento que reta los supuestos predominantes –fundamentalmente eurocéntricos–, sobre los orígenes del expresionismo abstracto. Considero que la experiencia mexicana es de una centralidad axiomática para dar cuenta de la vanguardia artística en Estados Unidos”.

En 2008, Irene Herner escribió en una publicación nacional, “los directivos del MoMA se propusieron la tarea de mostrar al mundo que los estadunidenses no sólo habían ganado la guerra con las armas, sino que en Estados Unidos se producía el arte más representativo de su tiempo. Para ello, promovieron a un grupo de artistas vanguardistas: a los expresionistas abstractos. Un grupo de jóvenes pintores que, aunque se conocían entre ellos, eran independientes entre sí, cada uno embarcado en su propia experiencia estética. Durante los años 30 eran pobres y bohemios. Varios vivían en lofts del bajo Manhattan y eran beneficiarios de los fondos del Proyecto Federal de Arte.

“Philip Guston, Robert Motherwell y Jackson Pollock, considerados los gigantes del arte moderno estadunidense, tienen en común que durante los años 30 sintieron especial atención por los tres muralistas mexicanos”. Pollock, en especial por Siqueiros.

Ellen Landau recuerda n su prólogo recuerda: “A finales de los años 70, durante una conversación con Lee Krasner, cuando comenzaba mi tesis doctoral sobre la connotada pintora estadunidense y viuda de precursor del expresionismo abstracto, Jackson Pollock, tocamos el tema de David Alfaro Siqueiros. Quizá no sea sorprendente que el nombre del muralista mexicano fuera mencionado por Krasner en un contexto controvertido, pero sí que ese recuerdo estuviera conectado a su memoria con otra remembranza divertida: su primer pleito conyugal, cuya causa fue que ella no podía creer que Pollock, que no solía admirar a nadie, lo hacía profundamente por Siqueiros. A Krasner, que era trotskista, no le cabía en la cabeza que Pollock reverenciara a un hombre acusado de intentar asesinar a su héroe”.

Con la imagen mítica de ser un pintor problemático, rebelde y bebedor, pero sin duda con talento extraordinario, este 28 de enero se celebrará el centenario de nacimiento de Jackson Pollock.

La Jornada

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