Y siendo muy niño aún su educación estuvo al cuidado de maestros particulares, luego de lo cual pasó a estudiar Ingeniería a la ciudad de Georgia, Estados Unidos, pero sin descuidar sus estudios de pintura; de ahí se trasladó a Europa y, tras de estudiar cerca de seis años en ciudades del llamado viejo continente, realizó su primera exposición en el año de 1930, alcanzando un éxito inusitado, según referencia de la crítica de la época; la exposición se llevó a cabo en el Círculo de Bellas Artes de la ciudad de Madrid, y sus cuadros fueron vendidos a los más altos precios, pasando por encima del resto de los expositores.
De regreso a los Estados Unidos, su éxito se repitió en la ciudad de Nueva York y los comentarios favorables de la crítica no se hicieron esperar. En cierta ocasión expuso su obra en el Casino Español de la ciudad de México, donde destacó el grupo dramático en tres partes denominado “Historia del hombre”, trabajos sobre los que la crítica hizo alusión a que era comparable solamente con las grandes obras de los maestros universales.
Pasado el tiempo, Germán Novoa se fue a radicar a Buenos Aires, Argentina, donde desde luego su arte fue valorado debidamente para satisfacción del pintor chihuahuense, pero no dejó de visitar Nueva York y algunas ciudades de Europa, donde siempre estuvo en estrecho contacto con su público y los críticos, opinando el poeta norteamericano Percy Gibson que Novoa dibuja y pinta como los mejores del mundo. Su dibujo se inspira en la forma escultórica ateniense, y su pintura toda en las plásticas coloraciones florentinas. Él ha comprendido que entre la Hélade y la Etruria se desarrolla toda la evolución del arte clásico.
En determinada ocasión, Novoa rivalizó con los grandes de la pintura mural mexicana por no ir de acuerdo con lo que no llevara espíritu clásico, y de la andanada de ataques de sus contendientes el pintor chihuahuense no salió bien librado.
