Tres pronósticos de desarrollo de la situación de la deuda en EE. UU.

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La administración del presidente Barack Obama se encuentra ahora en intensas negociaciones con representantes del Partido Republicano en el Congreso, tratando de persuadir a los legisladores para que eleven el techo de la deuda. De lo contrario,  EE. UU. ya no podrá cumplir con sus obligaciones en este concepto.

 

A este respecto la agencia Standard & Poor’s emitió un informe en el que examina los tres escenarios de la evolución de le situación en un futuro próximo.

 

Escenario número 1: La Casa Blanca y el Congreso se pondrán de acuerdo para aumentar el tope de la deuda y colaborarán en la realización de un  plan a largo plazo para la ejecución de la consolidación fiscal.

 

En este caso, es probable que Standard & Poor’s, que amenazó con reconsiderar a la baja la calificación de solvencia crediticia de EE. UU., retire la revisión, pero el pronóstico puede seguir siendo negativo.

 

Incluso si Washington realmente consigue evitar un impago, la confianza de los inversionistas en el dólar, los bonos del Tesoro de EE. UU. y las instituciones puede verse socavada a largo plazo. La desaceleración significativa en el gasto público tendrá consecuencias negativas para la economía en general, especialmente para las organizaciones empresariales y gubernamentales que son más dependientes de la asignación federal.

 

El impacto de este resultado sobre las instituciones financieras será insignificante.

 

Escenario número 2: La Casa Blanca y el Congreso acuerdan elevar el techo de la deuda para evitar una posible suspensión de pagos, pero no serán capaces de formular lo que puede considerarse un plan realista y creíble de consolidación fiscal.

 

En este caso, Standard & Poor’s puede rebajar el ranking de  EE. UU. a ‘AA+/A1+’ con perspectiva negativa durante tres meses y es posible que eso suceda ya a principios de agosto.

 

La agencia espera ver un crecimiento moderado de las tasas de interés a largo plazo (25-50 puntos básicos), debido a la reducción de la confianza del mercado, así como una desaceleración del crecimiento económico en medio de una creciente cautela de los consumidores y las empresas.

 

Escenario número 3: La Casa Blanca y el Congreso no lograrán llegar a un acuerdo para elevar el techo de deuda hasta el 2 de agosto y el Departamento del Tesoro disminuirá drásticamente el gasto para economizar recursos y atender sus créditos sin superar el límite máximo de la deuda.

 

Si esta situación persiste durante mucho tiempo, EE. UU. podría perder la capacidad de responder a su deuda. Esto dará lugar a efectos negativos a gran escala en los mercados financieros mundiales y, muy probablemente, a una nueva recesión en la primera economía del mundo.

 

En el caso de que se diera este escenario, la Reserva Federal (FED) comenzará una tercera ronda de flexibilización cuantitativa.

 

La incapacidad para cancelar deudas o para pagar los intereses se convertirá en un incumplimiento selectivo, lo que rebajará la calificación de EE. UU hasta SD  (“incumplimiento selectivo”).

 

Incluso si los bancos centrales inyectan liquidez al sistema financiero, se producirá una fuerte caída en los mercados bursátiles y un aumento de las tasas de interés sobre los créditos y los préstamos interbancarios.

 

Los consumidores y las empresas dejarán de gastar dinero en todo, a excepción de productos de primera necesidad y el dólar se depreciará en un 10% o más con respecto a otras monedas importantes.

 

Los inversores se dirigirán a los mercados de activos reales, lo que puede aumentar el precio del petróleo y otras materias primas.

 

Aunque tras el impago se incremente el tope de deuda y EE. UU. comience a emitir los bonos del Tesoro, lo realizará a tasas mucho más altas, y la economía mundial puede enfrentarse a una nueva recesión.

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