El servilismo no permite el desarrollo de la literatura, señala el autor mexicano
El poeta granadino, quien murió en plena juventud, era un ángel del género en su patria y AL, opina
Madrid.- El poeta mexicano Eduardo Lizalde recibió ayer en Granada el premio de poesía Federico García Lorca, uno de los más prestigiosos del país y que han recibido en ediciones anteriores grandes literatos de nuestra lengua, como José Emilio Pacheco, recientemente fallecido, Tomás Segovia, Francisco Brines, Blanca Varela y Ángel González, entre otros.
Antes de acudir a la ceremonia, la cual fue presidida por los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia, Lizalde se refirió a la figura del poeta granadino asesinado por los fascistas durante la Guerra Civil española: “Lorca era un ángel de la poesía española y de la poesía latinoamericana, murió trágicamente como todo el mundo sabe, en plena juventud, después de hacer una importantísima y eminente obra. Es uno de los poetas más importantes de la literatura española.
“Toda la poesía no puede ser más que disidente, el arte no puede ser servil, el gran escritor es el que dice no al estatus social, el servilismo no permite el desarrollo de la literatura”.
Eduardo Lizalde (DF, 1929), es uno de los poetas mexicanos mas leídos y publicados en las décadas recientes, con libros tan importantes como El tigre en la casa y Antología impersonal.
Tiene algunos de los reconocimientos más importantes de México, como los premios Xavier Villaurrutia, Ramón López Velarde y Alfonso Reyes. Sin embargo, este es el primer galardón que recibe en España y que permitirá una mayor difusión de su obra en este país.
La ceremonia, que reunió a las máximas autoridades de Granada, fue uno de los actos culturales más relevantes del año de esa ciudad.
Una de las visitas tradicionales que hacen los poetas galardonados es acudir a la Alhambra, uno de las sitios más mágicos de Europa.
Lizalde acudió con su esposa, Hilda Rivero, en una visita que se inició con una recepción de la directora general del Patronato de la Alhambra y Generalife, María del Mar Villafranca, quien le obsequió un ejemplar del libro Alhambra: cuaderno de dibujos, de Miguel Rodríguez-Acosta. Después de la visita al recinto, considerado una de las maravillas del mundo, estuvo guiada por el poeta granadino Fernando Valverde.
Militante comunista
Eduardo Lizalde se convirtió en el centro de atención de la ciudad, con numerosas entrevistas en medios de comunicación, como el Diario de Sevilla, donde explicó que se siente halagado por recibir el premio García Lorca. “Muchos compañeros de mi generación han recibido este premio, como Tomás Segovia, notable y eminente poeta de ascendencia española pero que residió en México toda su vida y que falleció tres años después de recibirlo. Y qué decir de mi querido José Emilio Pacheco, 10 años más joven que yo y quien acaba de morir, además de otros poetas eminentes de América Latina y de España”.
Sobre su origen como poeta, Lizalde explicó: “La vida me arrastró a hacer poemas que con mucha honra y agradecimiento han llegado a varios continentes y se han traducido a varios idiomas. Soy un hombre viejo, he visto desaparecer a muchos compañeros, Juan Gelman, quien era un año menor… Soy un sobreviviente, pero he tratado a tantos grandes poetas que no puedo dejar de agradecer que un premio tan ilustre como éste se me entregue. Sigo sosteniendo que los poetas somos de una raza diferente a los novelistas, no escribimos 40 cuartillas al día, escribimos cuando aparece la poesía, nunca hemos pensando que eso vaya a prosperar y nunca hemos vivido de la poesía”.
Lizalde también defendió su pasado de militancia en el Partido Comunista y reconoció que pese a su expulsión, nunca renunció a sus ideas socialistas. “Nosotros no traicionamos a nuestra ideología, fueron ellos, los dictadores, los totalitarios. Octavio Paz fue tildado como hombre de la derecha y no es verdad, nunca lo fue, fue colaborador de la Izquierda Suprema en su juventud, pero se desencantó, como Breton en Francia y otros, que se separaron de la dictadura autoritaria del mundo soviético. Pero yo no he renunciado a las ideas de mi juventud”.
Eduardo Lizalde recibió una escultura y 50 mil euros.