Por otro lado, se ha comenzado la reforestación de la ciudad, que llevará unos 4 o 5 meses, para lo cual se tienen destinados 8 millones de pesos, con los cuales se repondrán de manera urgente 2 mil árboles; en primera instancia se están plantando encinos grandes de 4 o 5 metros de altura con un grosor de tres metros de diámetro, principalmente en el bulevar Ortiz Mena.
“Con esos árboles grandes se asegura que prenderá el 90%; en cambio si son pequeños el éxito será de 10%. Hemos comprado 2 mil de ellos en viveros de Chihuahua y traeremos unos más de Monterrey; cada árbol cuesta cerca de mil 800 pesos los de fuera y los de aquí mil 700”, explicó Quezada.
A fin de año, se proyecta sembrar unos 80 mil árboles, los cuales dentro de tres o cuatro año “serán muy bonitos y estarán bien desarrollados”, con el objetivo ahora de buscar árboles nativos de la región, luego de que árboles extranjeros como el eucalipto fue prácticamente eliminado debido a las bajas temperaturas.
El eucalipto era una planta invasiva que se trajo de Australia para secar pantanos y tiene varios inconvenientes: necesita mucha agua, su sistema reticular es muy agresivo para las banquetas y las guarniciones, adquiere mucha plaga, da poco servicio ecológico y es un árbol que tiene mucha leña y poca hoja.
“Todo eso lo superó el clima, pero yo digo que no hay mal que por bien no venga: perdimos todos los eucaliptos de la ciudad, pero haremos un gran esfuerzo para plantar especies nativas”, comentó el Edil.
Cabe mencionar que la madera de los eucaliptos muertos está siendo trozada y será vendida, con lo cual se cubrirá el 70% del costo del derribo; los trabajos de retiro de árboles secos generan 80 ó 90 empleos temporales para personas especializadas, puesto que implica un riesgo el utilizar moto-sierra y calcular que no haya daños al momento del derribo.
