“A pesar de que llevamos décadas observando los agujeros negros, aún no estamos seguros de qué están hechos o lo poderosos que son”, admite la astrónoma del Observatorio Europeo Austral (ESO), María Díaz Trigo, que ha liderado un estudio destinado a revelar la composición de estas gigantes emisiones de gas y que ha sido publicado en la revista ‘Nature’.
Los científicos conocen desde hace décadas la existencia de los electrones (partículas de poca masa) en los chorros de alta velocidad de los agujeros negros. Sin embargo, el reciente estudio ha permitido detectar el rastro de átomos más pesados, en particular el hierro y el níquel, que son cientos de miles de veces más masivos que un electrón.
Según explican los investigadores, al moverse, una partícula pesada lleva consigo más energía que una más ligera moviéndose a la misma alta velocidad (dos tercios de la velocidad de la luz: 198.000 kilómetros por segundo), lo que genera su extraordinaria potencia. Los científicos afirman que su nuevo descubrimiento también puede ser aplicado a agujeros negros supermasivos, afirman los astrónomos.
Otro detalle que consiguieron descubrir los científicos sobre la naturaleza de estos gigantes misteriosos es que sus veloces chorros están impulsados por un cinturón de gas caliente -llamado ‘disco de acreción’- que gira alrededor del agujero negro, y no por el giro del propio agujero, tal como describía la teoría anterior.
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