Era director y maestro del Instituto Científico y Literario el sacerdote Dn. José De La Cruz Corral, cuya palabra y enseñanzas influyeron considerablemente en el muchacho; llevándolo a tomar gran afición por la literatura y la filosofía. Partió rumbo a la capital de la república para inscribirse en la Escuela Nacional Preparatoria. Siendo estudiante todavía, logró obtener por concurso la cátedra de Historia Universal y de México, que impartió desde finales de 1871 en la Escuela Secundaria de Niñas.
Su gran maestro fue el filósofo poblano Gabino Barreda, quien lo tuvo como alumno en la Escuela Nacional Preparatoria, de la que Parra llegaría con el paso del tiempo a ser catedrático y posteriormente director. Varias veces fue electo diputado al Congreso de la Unión, y ya en los últimos años de su edad fungió como senador de la república. El Dr. Parra, que sería sucesor de Barreda y el maestro de la 2ª. generación positivista, fundó las revistas como La Libertad, Revista de Instrucción Pública, Revista de Chihuahua, La Gaceta de México y El Universal. Perteneció a varias sociedades culturales y científicas, y se relacionó con talentosos contemporáneos nacionales y extranjeros.
En 1873 ingresó a la Escuela de Medicina y, al año siguiente, logró ser admitido como practicante en el Hospital de San Andrés. En febrero de 1878 recibió el título de médico cirujano y pasó a prestar sus servicios como interno en el Hospital Juárez.
La obra de Porfirio Parra se orienta a la explicación del pensamiento positivista, y en ella se trata de aspectos científicos, filosóficos, históricos o literarios. Gran parte de su obra literaria quedó dispersa en periódicos y revistas de la época, pero en 1900 se publicó su novela Pacotillas, cargada de material filosófico que se editó en Barcelona; la cual se reeditó en la década de los ochenta del siglo pasado.
Su labor de maestro, filósofo y médico, aparte de su gran afición por las letras, en donde había demostrado gran facilidad y sensibilidad en los poemas y ensayos, se enriquecieron con los magníficos tratados que escribió en el ramo de la medicina: Las localizaciones cerebrales y la psicología, o bien el titulado Ventajas e inconvenientes de la profesión médica. Además escribió como algo sobresaliente en su carrera, su libro llamado Lógica inductiva y deductiva.
Fue diputado federal en varias ocasiones por los estados de Chihuahua e Hidalgo y senador por el estado de Aguascalientes, y autor de la lógica inductiva y deductiva, considerada como una de las mejores sobre la materia y consultada con frecuencia por los hombres de estudio. A su muerte, el ministro de Instrucción Pública, Lic. Pino Suárez, le rindió un homenaje de cuerpo presente en el Salón de Sesiones del Consejo Universitario de la Universidad Nacional.
Un día de 1882 le fue propuesta la candidatura para la diputación federal del estado de Chihuahua, resultando electo y reelegido en otros períodos, e incluso llegó a la cámara de senadores.
Siendo gobernador de Chihuahua Dn. Enrique Creel, le pidió apoyo y asesoría con el fin de estructurar un plan de trabajo y las leyes necesarias para mejorar los servicios educativos de nuestra entidad, en lo cual Dn. Porfirio tuvo una magnífica participación. También para su estado, escribió y publicó Un plan para una historia de Chihuahua; en el cual dejó muestra de sus profundos conocimientos sobre la historia de su tierra natal.
El 5 de julio de 1912 el notable chihuahuense falleció en la ciudad de México. Por acuerdo del ministro de Instrucción Pública, su cadáver fue llevado a la Universidad Nacional, donde se le rindió un sentido homenaje.
Chihuahua cuenta con una escuela que lleva su nombre y hay muchos hombre de ciencia, escritores e investigadores que repasan sus obras. Existen también maestros, especialmente en la escuela que honra su nombre, que hablan de Porfirio Parra para que lo conozcan los niños y jóvenes. Éste es, quizás, el mejor de los homenajes que podemos rendirle. Inexplicablemente la Universidad Autónoma de Chihuahua dejó de otorgar la presea “Dr. Porfirio Parra” sin que haya mediado explicación alguna, y el señalamiento de su casa natal no se encuentra por ningún lado.
Murió en la ciudad de México el 5 de julio de 1912, cuando fungía como director de la Escuela Nacional Preparatoria. En su poema Las Cosas, dedicado a Salvador Díaz Mirón, el Dr. Porfirio Parra dice:
Forman el mundo el ceño y la faz bella,
las cosas mil en muchedumbre tanta,
que de ignoto poder que nos espanta
son la visible y misteriosa huella.
Distintas son, mas la unidad las sella;
su multitud nos turba y nos encanta:
¡Cuántas ligan al hombre con la planta!
¡Cuántas unen el átomo a la estrella!
¿Cómo surge el conjunto?
¿De qué modo
se ve el hilo que enlaza y hermosea?
tendido entre los cielos y el vil lodo?
Lo que unión en las cosas y orden crea,
y manifiesta a Dios, rigiendo todo,
es el rayo lumíneo de la idea.