Casi tres años de mi retorno a Chihuahua, tierra donde nací pero fui educado en un lugar simbólico donde la creatividad es parte del paisaje entre ríos y desierto circundante. La humedad te llena y sacia tu sed; el color y las formas te nutren; el sueño aviva tu imaginación, y la poesía brota esparciéndose entre los sabrosos manjares que tientan más allá de tu apetito. Las coges y te cubres con ellas para saborear tu propia necesidad de ser. Sabes que ese será tu gozo más allá de la inmortalidad que tal vez nunca accedas. Palabras más, palabras menos, es sólo la rémora que me catapulta fuera de este confín desde el que avanzaré de nuevo, impelido sin más razón que ser otro, lo que siempre he sido.
Llegó Camila, una hermosa y juguetona chilena, que asombra al mexicano, chilango per sé, lo emboba, y callan ante su radiante juventud proclive al embeleso, la voz cadenciosa del extremo sur, su cantaleta que evoca a Neruda, sus pies suaves y armónica forma de entre piernas, cabellera sedosa, vivaz, tanto que quién no puede abstraerse de esa finura que ha dejado en trances hipnóticos a sus propios paisanos. La rémora avisa: estoy de nuevo aquí para embrujarte.
A la caída de Allende, cientos de chilenos arribaron a México auspiciados por Echeverría, y les dieron más que cobijo…, puestos de liderazgo en paraestatales disfuncionales, típicas de una modalidad de política económica descomunal, aberrante, improductiva, y así cubrieron otros espacios en las cátedras de economía, sociología, historia, destruyendo la practicidad eficaz de aquellos extraordinarios hombres que forjaron el milagro mexicano. Todo se derrumbó, Ortiz Mena fue echado del timón macroeconómico, el despilfarro abundó y el país se fue al garete.
Década de los 70. El joven López Obrador sueña con esa desmesura donde la nación avanzaría a la posmodernidad sin freno, libre pero en caída a un profundo abismo donde se colapsaron los equilibrios fiscal, financiero y monetario. La sabiduría de hacer política correctamente y con paso seguro se evaporó, y así dejó de cimentarse el futuro de las generaciones que hoy ya son abuelos y sus nietos ‘ninis’ o #YoSoy132. La hermosa Camila, camina, entre ellos que se creen iguales, pero esa República del Sur se moldea desde hace un golpe de Estado de manera muy distinta a la que las rémoras chilangas creen se le asemeja.
Pablo Neruda le advirtió a Salvador Allende, ¡escúchenlo y recen!, porque no existe vuelta atrás, la historia marca derroteros que deben respetarse: “La inflación no exacerbará las contradicciones del capitalismo, Salvador. Aniquilará a la joven república socialista chilena, la destruirá”, esto fue lo que le dijo el poeta al hombre que tiempo después fue sacrificado.
Sí, las rémoras de la creatividad, el ensueño, la pasión…, pero también de las falacias que luego son recuerdos pervertidos en el tiempo que crea pesadillas.
Chihuahua, Chih., junio 15, 2012.