Como es costumbre por parte de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), de designar el “Día de”, el 14 de diciembre del siglo pasado, año ‘90, denominó como “Día Internacional de las Personas de Edad”, precisamente los días primero de octubre de cada año para recordar a las personas de 60 años y más.
La senectud es una tendencia natural de todo ser viviente; vivir las diferentes etapas de la existencia tiene que ver directamente con la forma de llevarlas, pues además de consumir una buena alimentación en niñez y juventud, rica en nutrientes y saludable ejercitación, es importante un desarrollo psíquico – anímico adecuado; “mente sana en cuerpo sano” para que el tiempo nos cobre a menor precio el uso del pasado. La razón fundamental de esta remembranza es que los adultos mayores hayan contribuido al desarrollo económico y social y como en Japón, podrían ser aprovechables por su experiencia. El INEGI denota que en las últimas cuatro décadas, nuestro país hubo experimentado un cambio en los ámbitos demográfico y epidemiológico.
Se ha incrementado la esperanza de vida (76.2 años) y se ha disminuido la fecundidad (2.1 por ciento) entre 1990 y 2010, la población en su conjunto se incrementó a una tasa promedio anual de 1.7 por ciento, en tanto, la tasa de crecimiento de las personas de la “tercera edad” fue de 3.2 por ciento, este envejecimiento de la población mexicana implica desde hace varios años un notable desafío de previsión de los recursos indispensables que deben destinarse al cuidado de los habitantes en edades avanzadas. Hay mucho por hacer en pro de este importante segmento de la población; la Ley de las Personas Adultas Mayores, establece que además de las obligaciones de las instituciones públicas de seguridad social en atención a la salud, la pensión y la jubilación, son absolutamente trascendentales los cuidados de los familiares para proporcionar los satisfactores necesarios.
El Estado de Chihuahua registró en el rango de 60 años y mas, el 8.3 por ciento de la población total en el censo de 2010, equivalente a 282 mil 725 adultos mayores; 13.7 por ciento viven solos; en condiciones de casados o en unión libre aparece el 58.7 por ciento, de viudez, se reconoce el 27.1 por ciento, solteros, 6.5 por ciento, separados 4.1 por ciento y solamente el 3.2 por ciento declararon estar divorciados. El padecimiento más agudo es el de enfermedades cardiovasculares, la causa principal de las defunciones derivaron de padecimientos isquémicos del corazón; ocho de cada diez adultos mayores son derechohabientes a alguna institución de seguridad social. El 20.6 por ciento tiene alguna discapacidad. Su participación es de 28.4 por ciento dentro de la PEA (Población Económicamente Activa) y ocupados el 26.8 por ciento.
“No nace para la gloria quien no conoce el valor del tiempo” Vauvenargues. Acaso ocurra que muchos de nuestros “viejitos (as)” vivan desgraciadamente un infierno aunque reconozcan que el tiempo no perdona, y que a la distancia entregaron su existencia de alguna u otra manera