La restauración de los Misterios

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Estos antiguos Misterios fueron originalmente dados a la humanidad por la Jerarquía y contienen la clave del proceso evolutivo, oculto en los números, rituales, palabras y símbolos, que velan el enigma del destino y origen del hombre, presentándole, por medio del rito y del ritual el largo sendero que deben hollar para retornar a la luz, proporcionando además (cuando se los interpreta y representa correctamente) la enseñanza que la humanidad necesita para poder pasar de la oscuridad a la Luz, de lo irreal a lo Real y de la muerte a la Inmortalidad. El verdadero masón que comprende, aunque sea en pequeña medida, la significación de los tres grados de la Logia Azul y lo que implica su participación, reconocerá las tres frases mencionadas y la significación de los tres grados.

Los verdaderos misterios se rebelarán a símismo por medio de la ciencia

Las menciono con fines masónicos, pues tiene íntima relación con la restauración de los Misterios que han contenido, en el transcurso de las épocas, la clave de la tan largamente esperada restauración de la estructura que fundamentará la necesaria enseñanza y expondrá la historia del progreso del hombre en el Sendero de Retorno (cuando se libere de las nomenclaturas y nombres judíos, ya caducos, si bien correctos hasta hace tres mil años). Tales son los Misterios que restablecerá el Cristo cuando reaparezca, revivificando en forma nueva a las iglesias y restaurando el Misterio oculto que ellas han perdido hace mucho tiempo, debido a su materialismo. La Masonería también ha perdido la verdadera vivencia que poseía en un tiempo. Pero, tanto en sus formas como en su ritual, la verdad ha sido conservada y podrá ser recuperada, y esto lo hará el Cristo.

Además hará revivir dichos Misterios de varias maneras; no todos acudirán a la Iglesia o a la Masonería para revitalizar su vida espiritual. Los verdaderos Misterios se revelarán a sí mismos por medio de la ciencia, y el Cristo proporcionará el incentivo para su búsqueda. Los Misterios contienen en sus fórmulas y enseñanzas, la clave para la ciencia que develará el misterio de la electricidad la más grande ciencia espiritual y esfera de conocimiento divino en el mundo, cuyos contornos apenas ahora han sido tocados.

Únicamente cuando la Jerarquía esté visiblemente presente en la Tierra, y le sean develados al mundo los Misterios, de los cuales los discípulos de Cristo son custodio, se revelará el verdadero secreto y la naturaleza de los fenómenos eléctricos.

En último análisis los Misterios constituyen la verdadera fuente de revelación; esto sólo podrá ser captado sin peligro, en toda su amplitud, cuando la mente y la voluntad al bien estén estrechamente unidas y fusionadas y condicionan la conducta humana.

Existen energías y fuerzas planetarias que los hombres no han controlado ni podrán controlar; nada saben de ellas y sin embargo la vida del planeta depende de las mismas, estando íntimamente relacionadas con los menospreciados poderes síquicos (tan estúpidamente encarados hoy e ignorantemente empleados.

“Lo que ha sido un misterio dejará de serlo y aquello que está oculto, será ahora revelado” Sin embargo dichos poderes – cuando están correctamente determinados y sean utilizados – serán de gran utilidad para las ciencias que los Misterios revelarán.

El Misterio de las Edades está en vísperas de ser revelado con la reaparición de Cristo. Mediante la revelación del alma ese Misterio (velado en el conocimiento del alma) será revelado. Las Escrituras siempre han profetizado que al fin de la Era veremos lo que está secreto, y surgirá a la luz del día lo que hasta ahora ha permanecido oculto. Como sabemos, el presente ciclo señala el fin de la Era de Piscis. Los próximos doscientos años verán la abolición de la muerte, o más bien de nuestros equivocados conceptos acerca de ella, y el firme establecimiento de la realidad de la existencia del alma.

El alma será conocida entonces como una entidad y un impulso propulsor, y además una pureza espiritual que está detrás de todas las formas manifestadas.

El trabajo de Cristo -hace dos mil años – consistió en proclamar grandes posibilidades y la existencia de grandes poderes.

Cuando Él reaparezca Su tarea tendrá por objeto probar la realidad de estas posibilidades y revelar la verdadera naturaleza y potencia del hombre. Su afirmación de que todos somos hijos de Dios y tenemos un Padre propio, universal, no será considerada una hermosa afirmación. mística y simbólica, en un futuro inmediato, sino una enunciación científica comprobada.

Nuestra hermandad universal e inmortalidad esencial serán reconocidas como realidades de la naturaleza.

Hoy se está preparando el terreno para la magna restauración que Cristo efectuará. Las religiones mundiales, incluyendo la cristiana y la masónica, están siendo juzgadas por la mente censuradora de la humanidad. Se ha proclamado casi unánimemente que ambas han fracasado en la tarea asignada por la divinidad.

Se comprende en todas partes que debe afluir una vida nueva, y esto implicará nueva visión y una nueva manera de encarar las condiciones de la vida; sólo Cristo puede enseñarnos y ayudarnos a lograrlo.

Según reza una antigua Escritura “Lo que ha sido un misterio dejará de serlo y aquello que ha estado oculto será ahora revelado; lo que ha estado velado surgirá a la luz y engrandecerá esa luz, y todos los hombres verán y se regocijarán”. Llegará el momento en que la destrucción habrá realizado su trabajo benéfico; entonces los hombres, por el sufrimiento, buscarán aquello que han desechado.

En vana persecución han buscado lo que tenían a mano y era difícil de obtener.

Cuando lo poseyeron se comprobó que era un agente de la muerte. Sin embargo, buscaron siempre la vida y no la muerte.

Y Cristo les traerá vida, y vida abundante. Mucho se habla hoy acerca de los misterios de la iniciación. En todos los países proliferan los falsos instructores que enseñan los seudos misterios, ofreciendo espurias iniciaciones generalmente pagadas y con diploma, desorientando así a la gente.

Cristo dijo que existiría tal estado de cosas antes de Su venida y que en todas partes los falsos y los espurios se proclamarían a sí mismos. Esto no es más que la evidencia de Su venida.

La falsificación siempre garantiza lo genuino. Las palabras, discusiones y pretensiones absurdas, el seudo ocultismo y los esfuerzos fútiles para “recibir la iniciación” (frase ambigua que los ignorantes instructores teosóficos han acuñado para expresar una profunda experiencia espiritual), caracterizaron la enseñanza esotérica desde su moderna aparición en 1875.

Entonces H. P. Blavatsky presentó al mundo occidental la realidad de que había en la Tierra grandes discípulos y Maestros de Sabiduría, que obedecían al Cristo.

Más tarde se arrepintió profundamente de haberlo dicho, según lo confiesan algunos de sus escritos dirigidos a su Sección Esotérica. Sin embargo, lo que hizo formaba parte del gran Plan y no fue un error. El error consistió en las interpretaciones y reacciones violentas de los teósofos de esa época, error que aún no han reconocido.

Esta estúpida reacción fue ayudada y respaldada por la naturaleza investigadora de la humanidad, como también por la aspiración que eso trajo a la par.

Los hombres crédulos y los comerciantes ambiciosos explotaron el tema y aún siguen haciéndolo.

Conciencia de los Maestros

No obstante, el efecto final de estas estupideces y errores de presentación ha sido bueno. En todos los países existen actualmente hombres que son conscientes de la existencia de los Maestros y de la posibilidad y oportunidad ofrecidas para un progreso espiritual científico, que los convertirá en miembros del Reino de Dios.

Las Iglesias ignoraban esto y consideraban a la ciencia, especialmente en la era victoriana como un archivo enemigo.

Esta profusa información sobre los misterios de la iniciación, parte de ella indica una verdad oculta, otra es el producto de la aspiración imaginativa y el resto instigada por fines comerciales, ha preparado definidamente a la humanidad para las enseñanzas que se cree impartirá el Cristo cuando esté nuevamente entre nosotros, en Presencia física. Aunque no quiera el cristianismo ortodoxo admitirlo, todo el Evangelio en sus cuatro formas o presentaciones, casi no contiene otra cosa que detalles simbólicos acerca de los Misterios, que son (en lo que a la humanidad concierne) cinco en total.

Estos Misterios indican, en realidad, cinco puntos importantes en la historia espiritual de un aspirante; también señalan cinco etapas importantes en el progreso de la conciencia humana. En alguna etapa de la era acuariana este progreso será claro y definido en forma aún incomprendida. La humanidad, el discípulo mundial (por medio de los diferentes grupos que se hallan en distintos grados de desarrollo) penetrará, durante los próximos dos mil años, en nuevos estados de percepción y en nuevos reinos o esferas mentales y espirituales de conciencia. Cada era ha dejado el reflejo de un quíntuple desarrollo moderno. Hablando astronómicamente, han pasado cuatro eras: Géminis, Tauro, Aries y Piscis. Actualmente Acuario, la quinta, está entrando en el poder. En Géminis, el simbólico signo de los pilares, puso su sello sobre la fraternidad masónica de aquel entonces, y los dos pilares, Jackin y Boaz, aplicándoles nombres judíos que ciertamente no son los reales, vinieron a la existencia hace aproximadamente ocho mil años. Después le siguió Tauro, el toro, época en que Mithra vino como Instructor del Mundo e instituyó los misterios de los Mithra, con la aparente adoración al toro.

Luego siguió Aries, el carnero, que vio el comienzo de la dispensación judía. Tan importante para los judíos y desdichadamente también para la religión cristiana, pero sin importancia para los innumerables seres humanos de otras partes del mundo.

Durante este ciclo vinieron el Buddha, Shiri Krishna y Sankaracharya; finalmente tenemos la Era de Piscis, los peces, que nos trajo al Cristo. La secuencia de los Misterios personificados en cada uno de los signos del zodíaco, será esclarecida por el Cristo, pues la conciencia colectiva actual exige algo más definido y realmente espiritual que la astrología moderna, o el seudo ocultismo, tan ampliamente difundido. En la era que tenemos por delante, después de la reaparición de Cristo, cientos de miles de personas experimentarán algunas de las grandes expansiones de conciencia, pero se reflejará en las masas como renunciación (aunque esto no significa de ningún modo que las masas recibirán la cuarta iniciación).

Ellas renunciarán a las normas materialistas que hoy dominan en todos los estratos de la familia humana.

Una de las lecciones que hoy debe aprender la humanidad (preludio de la nueva era) es saber que muy pocas cosas materiales son realmente necesarias para la vida y la felicidad. La lección no ha sido todavía aprendida. Sin embargo, constituye esencialmente uno de los valores que surgirá de este período de espantosas privaciones por las que están pasando diariamente los hombres. La verdadera tragedia reside en el hecho de que el hemisferio occidental, especialmente los Estados Unidos, no participará de este proceso espiritual definido y vitalizador, por demasiado egoísta para permitirlo.

Por lo tanto, podrán ver que la iniciación no es un proceso ceremonial o un premio acordado a un aspirante sobresaliente; tampoco una penetración en los Misterios.

Los misterios de la Masonería son todavía una presentación (físico, emocional y mental) poniendo en actividad, a través de esa vivencia, las células registradoras y memorizadoras de la sustancia cerebral que hasta ahora no fueron susceptibles a las impresiones superiores.

Debido a esta expansiva zona registradora o, si se prefiere, a través del perfeccionamiento de un mecanismo registrador más refinado, o instrumento de respuesta, la mente puede convertirse en transmisor de los valores superiores y de la comprensión espiritual.

Así el individuo llega a ser consciente de zonas de existencia divina y de estados de conciencia eternamente presentes, pero que el individuo es constitucionalmente incapaz de hacer contacto o registrar; tampoco la mente o su agente registrador, el cerebro, fueron capaces de hacerlo desde el ángulo de su desarrollo evolutivo. Cuando el faro de la mente penetra con lentitud en los aspectos de la mente divina, hasta ahora no reconocidos, cuando despiertan las cualidades magnéticas del corazón y responden sensiblemente a ambos aspectos, el hombre está capacitado para actuar en los nuevos reinos de luz, amor y servicio, que están en proceso de desarrollo.

Entonces es un iniciado.

Estos son los misterios de los cuales se ocupará el Cristo.

Su reconocida presencia entre nosotros y la de Sus discípulos, hará posible un desarrollo más rápido.

El estímulo objetivo de la Jerarquía será cada vez más poderoso, y la Era de Acuario presenciará la aceptación de la gran Renunciación por parte de muchos hijos de los hombres, en tal forma que el esfuerzo mundial será de las mismas proporciones que el realizado para la educación masiva del género humano en la Era de Piscis. El materialismo, como principio de la masa, será rechazado y los grandes valores espirituales asumirán un mayor control.

 

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