La literatura de Rulfo amplía su vigencia en la memoria colectiva de México, sostiene experta

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Organizado por Luz Elena Gutiérrez de Velasco y Jiménez de Báez, el tributo al también autor de El llano en llamas, fue celebrado este 8 de diciembre, fecha de la muerte de Susana San Juan, personaje de la novela Pedro Páramo.

Uno de los propósitos de este homenaje-coloquio, explicó Ivette Jiménez, es tratar de argumentar que la visión de Rulfo no es pesimista como se ha dicho alguna vez, es más una visión consciente y crítica, quizá habrá que dejar de lado ciertas cuestiones para ver lo luminoso, los puntos de esperanza de los que podemos asirnos, tomando en cuenta lo profundo de la verdad del ser humano.

La especialista en Rulfo detalló que el reconocido escritor jalisciense apela en su obra a los hombres y mujeres de su presente sin olvidar la experiencia del pasado, en su caminar por la historia en busca de su identidad, de sus posibilidades de liberación y de una vida a la altura del hombre. Por eso es una lectura que se renueva particularmente ante nuestros ojos en este presente (de nuestro país), de transiciones violentas y de transformaciones necesarias, en tanto, si bien muestra lo que debe desaparecer o transformarse, al mismo tiempo indica los caminos de liberación y posibilidad de futuro.

Repercusiones rulfianas

Con el título Ecos y voces de Juan Rulfo, el homenaje –en el que participaron académicos, investigadores y artistas– giró en torno precisamente a reflexionar sobre las repercusiones de su obra en el futuro, que es nuestro presente, así como su relación con otras artes.

En su participación, Ivette Jiménez de Báez, reflexionó sobre la figura de Susana San Juan, como más símbolo que personaje, el cual cobra una importancia radical en la célebre novela.

La especialista destacó que fue un 8 de diciembre –día de la Inmaculada– cuando murió Susana San Juan. “En su caso, su muerte conlleva la posibilidad de la vida colectiva e individual.

La función activa de la mujer es clara en la escritura de Rulfo, destacó la investigadora, pues, con su muerte nace la posibilidad de la voz en Susana, y su discurso será uno de vida enraizada en la historia personal y colectiva, y de vida con un sentido trascendente”.

De ahí el simbolismo de Susana. Ella es la fuerza de vida y eso es lo que perdura en la novela. En contraste, para Pedro Páramo, abundó Jiménez de Báez, en tanto traiciona los caminos de liberación y su propio objetivo vital (el deseo de Susana San Juan), está condenado a una muerte que lo pulveriza de adentro hacia fuera y le niega hasta la posibilidad de descanso en la tierra erosionada y desvastada.

Tras explicar el simbolismo de vida y muerte, entre Susana San Juan y Pedro Páramo, la especialista señaló que fue de ahí que se escogió el 8 de diciembre. “La memoria de Juan Rulfo –manifestó– nos enseñó y nos enseña a ver, en la negrura de la noche, los signos liberadores del amor”.

Entre las investigadoras, músicos y escritores participantes estuvieron Liliana Weinberg, Françoise Peras, Edith Negrín, Luz Elena Gutiérrez, Sara Poot Herrera, Álvaro Ruiz Abreu, Carmen Álvarez Lobato y Eraclio Zepeda.

El violonchelista Juan Hermida interpretó algunos fragmentos de la obra Murmullos del páramo, de Julio Estrada, y se proyectó un fragmento del audivisual Carta de Fernando del Paso a Juan Rulfo.

Periódico La Jornada

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