A sus 88 años de edad y 65 de carrera artística, Ignacio López Tarso se convirtió en el primer actor mexicano en recibir una distinción de este tipo por parte de la UdeG.
–Es usted el primer actor que recibe un honoris causa de la UdeG –se le comentó.
–¿En serio? –respondió con sorpresa.
Y añadió: “Soy entonces el primer actor que tiene un doctor honoris causa de la UdeG; tampoco en la Universidad Nacional Autónoma de México hay un actor con honoris causa”.
Incansable
Más de 50 películas, cientos de obras teatrales y decenas de telenovelas marcan la trayectoria de Ignacio López Tarso. Una de sus principales cintas, Macario, dirigida por Roberto Gavaldón en 1959, fue la primera película mexicana nominada a un Óscar.
El actor relató que Guadalajara marcó su vida. Aquí vivió su infancia, en el barrio de Analco, el más antiguo de la ciudad. Ahí conoció a Margarita, su primera novia, hija de un panadero, con la que conoció “una de las primeras delicias de la infancia”: una concha con nata.
En la imagen, Ignacio López Tarso al momento de recibir el nombramiento de la UdeG. El actor tiene 88 años de edad y 65 de trayectoria, y ha trabajado en más de 50 filmesFoto Ap
“Nunca en mi vida pensé tener acceso a un honor como este. Quería un Ariel, lo conseguí; un premio de los críticos de teatro, hace dos días recibí el último (…) Fue una gratísima sorpresa cuando el licenciado Raúl Padilla (presidente del Festival Internacional de Cine en Guadalajara) anunció en la celebración de las 100 representaciones de El cartero, en el teatro Diana, con todo ese público cálido y que aplaudía, que yo era acreedor del reconocimiento que hoy rebicí ante ustedes”, expresó.
López Tarso criticó que el cine ha perdido su encanto al convertirse en exclusivo y dejar fuera de las salas a la clase popular. Lamentó que en los años recientes ha habido una carencia de libretos atractivos. Desde hace 15 años, dijo, no ha visto un libreto que lo impacte y le interese como para actuar en cine.
“A los 88 años, a mí que no me gusta pensar en la muerte, digo no tenerle miedo, sólo me da miedo no saber cómo ni cuándo ni dónde, pero de que va a llegar… y ahorra que tengo 88 años la veo más cerca. No sé cuánto más pueda disfrutar poder sostenerme en un escenario, pero este día es un cierre de una etapa maravillosa… llevar esta medalla con gran orgullo, ser doctor”, concluyó.
La Jornada