El doctor Carlos Benítez Pineda subdirector de Enseñanza del Hospital General Salvador Zubirán A. explicó que el cambio de estilo de vida en los niños les genera estrés, miedo, ansiedad e inseguridad, desencadenando alteraciones en el rendimiento escolar, en su personalidad y conducta.
Lo anterior se asocia a la separación transitoria entre hijos y sus padres, la relación con nuevos compañeros así como la realización de actividades diferentes a las que normalmente hace en casa.
Para evitar alteraciones emocionales y rechazo a la escuela sobre todo los primeros días se recomienda:
1.- Llevar al hijo a conocer su escuela 2 o 3 días antes del ingreso para que se vaya familiarizando con el entorno.
2.- Reforzar el mensaje que su estancia en la escuela será sólo de algunas horas.
3.- Informarle que aprenderá otras actividades diferentes a las que se tiene en casa.
4.- Se recomienda que el niño se duerma a las 9:00 de la noche, tres días previos a su ingreso a la escuela con el objetivo de no tener problemas al despertarlo, evitando que tenga sueño en el salón de clases, sobre todo en la fase de adaptación.
5.- Asesorarlo sobre el correcto uso de los sanitarios.
6.- Es importante informarle que nadie puede tocarlo del cuerpo o de sus genitales; si alguien lo hace y le pide que no se lo diga a sus padres, que tenga la suficiente confianza de contárselos.
7.- Se debe informar a los maestros si su hijo padece alguna enfermedad que requiere el uso de medicamentos.
8.- Dejarlo que seleccione su material escolar (evitar comprarle lo que a los padres les gusta).
9.- Establecer horarios para bañarse, cenar y dormir.
La Secretaría de Salud recomienda a los padres observar la conducta de sus hijos pues si presenta síntomas de agresividad al llegar a casa, se aísla, no desea despertarse en las mañanas, se orina de forma involuntaria cuando ya se controlaba, se chupa el dedo, se come las uñas o llora cada vez que se queda en la escuela (después de dos semanas de haber ingresado) es importante llevarlo con el pediatra para que haga un diagnóstico y valore la necesidad de la intervención o no de psicología o psiquiatría.